viernes, 23 de julio de 2010

Star Trek: La Última Misión


- Fue una buena decisión, Spock.
- Gracias, Almirante.

Todos se agruparon en el centro de la sala, esperando la señal.
- Volvamos a casa -dijo Kirk, y todos desaparecieron.
Instantes después, las sirenas y las luces aturdieron a Jim. La cuenta atrás acababa de extinguirse.

- ¡Spock!, ¡Sulu! ¡A sus puestos!
- Listos para salir, Almirante.
- Vamos Scotty, dame esa potencia.

El intercomunicador habló de pronto.

- ¡Espero que estén ahí!. ¡El casco no aguantará mucho, vámonos!
- Potencia máxima, señor Sulu
Las manos de Sulu volaban de un control a otro.
- Spock, ¿cómo está la nave?
- Colapso estructural en dos segundos.
- ¡Agárrense!

Sulu pulsó el último botón, y con el ruido de fondo de los motores llegando y pasando sus límites, el Enterprise se liberó de la Cinta. Durante unos interminables segundos, en toda la nave lo único que se oyó fue la sirena de la alerta roja.

- Cancelen la alerta -ordenó Jim. La sirena calló por fin- Sulu, Spock... ¿Cómo se encuentran?
- Yo estoy bien, Almirante.
- ¿Spock?
- Aquí estoy Almirante. Me encuentro..... Bien.
- vamos a ver a los otros.

Eso no hizo falta, pues en aquel mismo momento entraron Scotty, Uhura y Chekov en el puente.

- ¿Están todos bien?
- ¡Lo estamos, señor Scott!... Ahora dígame una cosa... ¿Por qué tardamos tanto en salir?
- Almirante, es cosa difícil poner en marcha dos motores a la vez.
- ¿Dos.... motores?
- Si señor, durante su ausencia nos tomamos la libertad de hacer unas reformas en el Enterprise.
- ¿Reformas?
- Señor, pretendían convertirlo en un museo, así que la hemos convertido en la nave más veloz y potente de la Galaxia.
- ... Ya me explicarán eso luego. Ahora díganme. ¿Dónde está el Doctor?
- No estaba en transportación, Almirante. Pensamos que estaría con usted.
- Pues no, ¿Lo ha visto usted, Sulu?
- No, Almirante
- Almirante -intervino Spock- Es posible que yo sepa donde se encuentra.
- Lléveme hasta él, rápido.

Spock se dio la vuelta y salió del puente, Jim lo siguió. Juntos bajaron hasta las bodegas y al abrir una puerta se encontraron allí a McCoy, con un buen vaso de cerveza Rómula en la mano.

- ¡Jim! ¡Spock!, parece que lo conseguimos después de todo, ¿Eh?
- ¿Qué estás haciendo aquí, Bones?
- Bueno, después del cambio de planes me quedé sin misión alguna, así que me dije: "Bones, puede que mueras hoy, así que por lo menos asegúrate de hacerlo a lo grande"... ¿Qué?... ¿Les apetece un trago?

Spock miró a Jim, Jim miró a Spock, y ambos se unieron a Bones... no sin antes llamar a los demás.... ¡Qué diablos!, ¡Estaban vivos!

Continuara.

Relato de JUAN TERUEL RAMON.

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