viernes, 9 de julio de 2010

Star Trek: La Última Misión


En cuestión de segundos quedó atrás Marte, y sin tiempo para respirar, la nave había cambiado su rumbo tras pasar el cinturón de asteroides. Acababan de salir del Hiperespacio para proseguir más lentamente cuando la voz de Uhura resonó alarmada.
- ¡Señor Spock!
- ¿Sí, Uhura?
- Capto una transmisión algo extraña
- Informe de sensores, doctor.
- No hay señales de ninguna nave, debe ser un pájaro de presa, y está camuflado.
- Bien, veamos entonces qué quieren. En pantalla.
Al momento apareció un rostro familiar, y todos exclamaron a la vez:
- ¡General Korrd!
- Saludos. Nada más enterarnos del fallecimiento del Almirante nos pusimos en camino. Solicito permiso para escoltarlos hasta el lugar de su desaparición.
- ¿Por qué se ha mantenido camuflado hasta ahora?
- Perdónenos, Spock, pero queríamos darles una sorpresa. Vamos a hacernos visibles.
Korrd dio una orden en Klingon, y en seguida Bones gritó:
- Spock, son treinta pájaros de presa, en perfecta formación detrás de nosotros.
- ¿Comprende ahora, señor Spock?
- Ha sido usted muy prudente, General. En nombre de mis compañeros le agradezco su gesto... Porque debo entender que la iniciativa fue suya.
- Tiene usted razón, fue el Almirante Kirk el que me rehabilitó ante el alto mando, y aunque no nos guste reconocerlo, tiene una gran fama de estratega entre nosotros. Fue por eso por lo que decidieron enviar esta representación de la flota... Corto.
- Uhura, mande un mensaje a la Flota Estelar, dígales que una representación del Imperio Klingon nos acompañará en la primera etapa de nuestro viaje.
- Transmitiendo, señor Spock.
- Señor Chekov, envíeles nuestro plan de vuelo hasta el punto de homenaje al Almirante.
- Jamás me imaginé algo así -dijo Scotty- ¿Y usted, Doctor?
- Scotty, creo que si ahora mismo Jim apareciera por esa puerta ni me inmutaría.
Nada podría haber expresado mejor cómo se encontraban todos después de éste último milagro.

- Señor Spock, -intervino Uhura- creo que deberíamos hacer algún tipo de recepción, al menos para los capitanes de las naves de Klingon.
- Muy bien, encárguese usted misma, tenemos ciertas reservas para casos así.
- ¿Incluyen esas "reservas" por casualidad, algo de cerveza romulana?
- Todo es posible, Doctor, todo es posible...
Sulu cambió de tema:
- Supongo que dadas las circunstancias, aunque metamos a cien Klingons en nuestra nave no le pasará nada.
Todos rieron salvo Spock, que permaneció con el rostro impasible.

Y así se produjo una circunstancia histórica: Los Klingons escoltaban al Enterprise en lugar de atacarlo. Aparentemente, atrás habían quedado las disputas e incluso el juicio a Kirk y McCoy.

- Ojalá el Almirante estuviera aquí - dijo Scotty mientras contemplaba el insólito espectáculo.
- Lo está, Scotty -contestó Uhura- si no fuera por él, nunca llegaríamos a ver algo así.

Capítulo 4:
Visiones del Pasado.

En el poco tiempo que llevaban de viaje nadie había tenido la ocasión de darse cuenta de lo vacía que estaba la nave sólo con ellos a bordo... En realidad, gracias a las modificaciones de Spock y Scott, aún no habían tenido que salir del puente. La presencia de tantas naves Klingon les había sorprendido, pero todos esperaban la recepción sin recelos; después de todo, aunque fueran Klingons eran la compañía que necesitaban.

- Está como siempre -dijo Uhura al entrar en la sala- Me cuesta creer que vayan a convertir todo esto en un museo.
Con ella iba Chekov, que no podía estar más de acuerdo.
- Iesto estará liszto en quinze minutos.
- De nosotros depende, Pavel... ¡A trabajar!

Arriba en el puente, Spock y McCoy charlaban con Korrd.
- ..... Tenga por seguro que si yo hubiera estado a bordo jamás le habría dejado.
- Ja, Ja, Ja... Doctor, me pregunto cómo alguien tan aparentemente miedoso como usted ha llegado a convertirse en miembro de expediciones tan llenas de peligro. Debo decirle que su viaje suicida al planeta Génesis se ha convertido en una especia de cuento Klingon. Ahora los niños se duermen escuchándolo... Dígame, doctor; ¿No se arrepiente de haber ido?.
- ¿Bromea usted? Si yo no hubiera estado allí, seguro que Spock no viviría para contarlo... Sí, bien pensado creo que me arrepiento profundamente. ¡Cualquier cosa por dejar de aguantar a Spock!

Continuara.
Relato escrito por JUAN TERUEL RAMON.

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