sábado, 28 de agosto de 2010

La saga de Spock

Scott trabajaba deprisa. Después de tanto tiempo bajo las órdenes de James Kirk era necesario. Descubrió parte del dispositivo neural (“gracias a Dios a Bones no se le ocurrió hacerlo intracraneal”) y esperó la orden.

- Cuando quiera, señor Scott.
- Vamos allá.

Un pequeño zumbido se alzó y desapareció. El campo de fuerza seguía intacto. En aquel momento, el techo se llenó de afilados pinchos y una voz salió del intercomunicador.

- Sabía que no se estarían quietos, así que diseñé esta pequeña y anticuada trampa para ustedes. Les quedan siete minutos de vida, si es que deciden tumbarse. Les recomiendo hacerlo boca abajo, es menos desagradable... También pueden intentar seguir de pie, en ese caso dispondrán de tres minutos hasta que sus cerebros empiecen a ventilarse. Fue un placer tenerles a bordo. Ah, y mis saludos al “Camarero” Spock. Me hubiera gustado probar su versión del Manhattan.
- Bueno, esta vez sí que nos ha cogido. Esta va a ser la última aventura de James T. Kirk.

Capítulo Ocho
Misión de Rescate.


Cuando el Doctor McCoy por fin entró en el Club de oficiales no se encontró con sus viejos camaradas. La sorpresa que se llevó no vino por ver a Spock caminando, sino por el destacamento de seguridad que interrogaba a todos los presentes. Antes de pensarlo siquiera, salió de la habitación, sólo para encontrarse con Uhura.

- ¿Qué ocurre?.
- En Comunicaciones parece como si hubiera estallado la guerra. El Almirante, Scotty y el Señor Spock han desaparecido. El Bounty asegura no haber captado lecturas de ninguna nave cercana.
- ¿Klingons?
- O Romulanos. Los sensores del Bounty sí captaron patrones de energía compatibles con una nave a velocidad WARP, pero muy lejos del planeta. Ahora mismo están analizando las señales para averiguar que tipo de nave era y hacia donde se dirige.
- ¿Lo saben ya Chekov y Sulu?.
- Les he enviado un mensaje. Tanto el Excélsior como el Enterprise B han ofrecido su ayuda, pero el Alto Mando la ha rechazado.
- ¿Diplomacia?.
- Así parece, dos naves estelares que vuelven a su destino antes de completar su misión no serían nada agradable para los Klingons ni para los Romulanos.

En aquel momento, David Forester llegó hasta donde ellos se encontraban.

- Capitán Uhura, Doctor. Sturek ha conseguido los datos de los sensores del Bounty. Vamos a hacer un análisis en los ordenadores de la Academia. Nos gustaría que estuvieran presentes.
- Será un placer.

Cuando llegaron, el propio Sturek y Jim Brady ya llevaban tiempo trabajando. Poco a poco, toda la tripulación de Forester se reunió en el laboratorio. Todos guardaban silencio. Entonces sonó el intercomunicador. Era la voz del Capitán Andersson, del H.M.S. Bounty.

- Atención, Flota Estelar. Nuestros análisis han demostrado que los rastros existentes son compatibles con una nave Romulana. También hay indicios de formas de vida no Romulanas en dicha nave. Nos ofrecemos voluntarios para perseguirla.
- Extraño intercomunicador, ¿no cree, Uhura?.
- Es cosa de M’Gia, ha conseguido sintonizar el canal de la Flota.
- Aquí Flota Estelar. Bounty, autorizamos la persecución hasta los límites de la Zona Neutral. Si antes de llegar a ella no reciben órdenes contrarias, deberán abstenerse de cruzarla.

- Aquí hay algo que falla.
- ¿A qué se refiere, señor Brady?
- Verá, capitán. No puedo decir si el análisis del Bounty es correcto o no, pero lo que sí puedo afirmar es que no han tenido tiempo de terminarlo.
- ¿Cómo es posible eso?
- Verá, Doctor. Nosotros comenzamos los análisis poco después que el propio Bounty, y a pesar de disponer de la misma tecnología que ellos aún necesitaremos algún tiempo para terminar.
- Estimo que el análisis será completado en diez coma 0cho minutos. Más tiempo que el retraso que tenemos respecto al Bounty.
- No es normal. ¿Por qué mentiría el Capitán Andersson?.
- La alternativa lógica es que el Capitán Andersson tiene algo que ver en el secuestro.
- No puedo creerlo.
- Cuando se elimina lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad... El Bounty no pudo terminar los análisis, así que la única forma de que supieran la respuesta antes de tiempo es que ellos mismos hubieran fabricado las lecturas de los sensores. Sin embargo debo sugerir que esperemos a que termine nuestra simulación.
- ¿Con qué motivo, Sturek?.
- Verá, capitán Uhura. Si nuestros resultados contradicen a los del Bounty, podremos pensar que el capitán Andersson se ha dejado llevar por una corazonada, con la esperanza de alcanzar a la nave hostil antes de que cruce la Zona Neutral. De esta forma evitaría un incidente de nivel galáctico. Si por el contrario llegamos exactamente a la misma conclusión, podremos estar seguros de que las lecturas de los sensores fueron creadas en el Bounty, ya que ninguna otra nave ha podido confirmarlos.
- Me parece lo más correcto. Sin embargo, será mejor que informemos al Alto Mando de nuestras sospechas. M’Gia se encargará de ello. Corin, Akton y yo mismo pondremos en marcha nuestro plan B. Ustedes dos quédense aquí con Sturek y manténganos informados de los resultados. ¿Todos de acuerdo?, pues en marcha.


CONTINUARA.


Relato de JUAN TERUEL RAMON.

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