sábado, 9 de octubre de 2010

Star Trek el enemigo definitivo.

El Dr. Scott llegó apenas un minuto después de ser llamado. Ríos les puso al corriente a él y a Saat de sus intuiciones acerca de la colonia donde se encontraban los padres de Scott de forma rápida pero exhaustiva... Y cuando al fin el rostro del Almirante Spock, máxima autoridad de la Flota Estelar, apareció en la pantalla, lo que pudo ver fueron los rostros de cuatro oficiales visiblemente preocupados, mientras que su hijo mantenía un rostro inescrutable. El informe fue breve, y Spock habló:

- Entonces, Capitán, ¿considera usted que la intuición del Sub-Teniente Ríos es acertada?
- Señor, no sé si lo es o no, pero tengo muy claro que ir y comprobar que no existe peligro no provocará ningún daño... Mientras que si no vamos y el peligro es real, nuestra colonia podría verse seriamente comprometida.
- Sin embargo, la presencia de una nave estelar allí tan lejos de la base podría considerarse como una muestra de excesivo interés por parte de la Federación en una pequeña colonia “de las afueras” si esa es la expresión correcta... Y más sospechoso aún resultaría que la nave enviada fuera el Enterprise, la Nave Insignia de la Flota, a pesar de que existen naves más cercanas.
- Cierto, señor, pero el Enterprise es la única de las naves federales que actualmente están en el espacio que no tiene encomendada ninguna misión... Excepto la comprobación de sus sistemas. Después de seis meses en el espacio, no resultaría extraño que realizáramos un largo viaje de prueba a una región bastante inexplorada aún... Y que además es una buena opción al no existir en la misma posibles fuerzas hostiles que pudieran poner en peligro a una nave recién ensamblada.
- Una postura muy lógica, Capitán... Comandante Kirk, ¿qué opina usted?
- Coincido plenamente con la Capitán Sulu, señor. Mi opinión es que deberíamos ir.
- ¿Teniente Saat?
- Creo que acudir a Marla IV es la opción más lógica que tenemos disponible en este momento. No anticipo consecuencias negativas en el caso de que el peligro no exista.
- Bien, Capitán. El Alto Mando les autoriza a realizar el viaje. Quiero que vayan, evalúen la situación... Y que aprovechen su estancia allí para ofrecer cualquier tipo de apoyo tanto material como personal a los colonos... ¿Doctor Scott?
- Sí, señor.
- Transmita mis saludos a sus padres... Spock fuera.

No había sido tan difícil después de todo, así que poco más de una hora después de que Ríos llamara a la puerta del Comandante Kirk, el Enterprise se dirigía hacia Marla IV a WARP 8.

Capítulo 8: Esperanza de Liberación.

“Esperanza de Liberación”. Bonito nombre para una colonia, aunque a Jim Kirk le gustaba más el auténtico nombre (en inglés) de la misma: “Hope Of Deliverance”. Aparentemente, el nombre provenía de una canción. La había compuesto un tal Paul McCartney, músico del Siglo XX, que había tenido un éxito considerable en su época. Supuso Kirk que Scott tendría algo que ver con el nombre, pues el compositor y él mismo habían nacido relativamente cerca.

- Bueno, en tan sólo siete horas podré preguntárselo. Desde luego, tengo muchas ganas de verlos... A él y a Uhura.

Jim Kirk revisó una vez más su uniforme y se dirigió al Puente. Allí, se sentó en su lugar, disponiéndose a esperar lo que le pareció una eternidad hasta que por fin Archibald habló:

- Entrando en el pozo gravitatorio de Marla IV, Capitán.
- Gracias, Sr. Archibald, órbita estándar, por favor.
- Órbita estándar, sí capitán... Entrando en órbita en cinco, cuatro, tres dos... Órbita establecida con éxito.
- Gracias, Sr. Archibald, Sra. M’Benga, abra un cana con la colonia.
- Canal abierto, Capitán.
- Colonia Hope of Deliverance, aquí la Capitán Sulu, al mando del USS Enterprise, me reciben – La contestación provino de una voz que Kirk había oídomiles de veces antes de aquel día.
- Aquí Hope of Deliverante, Capitán. Bienvenidos a nuestro pequeño rincón del Universo.
- Gracias, Uhura... ¿Se encuentra el Sr. Montgomery Scott con usted?
- Afirmativo, Capitán, aquí Scotty. Siempre es un placer saludar al Capitán del Enterprise... Y más cuando se apellida Sulu.
- Gracias, Scotty... Tengo a mi lado a alguien que sé que arde en deseos de saludarle... ¿Comandante? –En efecto, Kirk no tardó ni un segundo en aprovechar la oportunidad.
- ¡Scotty! ¿Cómo estás, viejo amigo?
- ¡Que me aspen si ése no es el Capitán Kirk! ¿Qué diablos hace usted por aquí, Capitán?
- Ya no soy Capitán, Scotty, ahora soy el Comandante Kirk.
- ¡Tonterías! Una vez que se ha comandado una nave estelar, siempre se es Capitán... Y usted siempre será Mi Capitán, no importa cuánto lo asciendan o lo degraden... Con el debido respeto, Capitán Sulu.
- No se preocupe, Scotty, debe usted saber que sin el “Capitán” Kirk, ésta nave no habría sobrevivido a la prueba inicial de motores.
- ¡Diablos! Eso tengo que escucharlo con detalle. ¿Tenemos su permiso para transportarnos a bordo, Capitán Sulu?
- Eso no será necesario, Scotty, planeo bajar a saludarles, acompañada del Sub-Teniente Ríos, el Teniente Saat, el Dr. Scott... Y el Comandante Kirk. Por supuesto, con el permiso de la autoridad local, ¿con quién deberíamos hablar?
- Con un servidor. Yo mismo soy el alcalde de éste pueblo de la frontera... Y ni que decir tiene que estaremos encantados de recibirles. En estos momentos les estamos enviando las coordenadas... Scotty fuera.
- Como ya sabe, Comandante Kirk, no estaba previsto que usted descendiera a ningún planeta... Pero tampoco estaba previsto que esta nave tuviera una auténtica misión después de todo... Acompáñenos, por favor, Saat, Ríos, vamos.

Así, los cuatro se dirigieron a la Sala de Transporte, donde se les unió el Doctor Scott. Kirk de nuevo vio cómo la habitación cambiaba sutilmente... Solo que ésta vez, nada más terminar de materializarse, cien kilos de escocés añejo le propinaron un abrazo de oso, mientras que el Doctor Scott recibía un tratamiento parecido aunque más delicado por parte de su madre.
Continuara.
Relato de JUAN TERUEL RAMON.

No hay comentarios: