jueves, 7 de octubre de 2010

Star Trek el enemigo definitivo.

-¡Qué aburrimiento! –dijo en medio de un bostezo- Si al menos tuviéramos una misión concreta...

No era ya propio de él sentirse impaciente, y desde luego comprendía perfectamente que una nueva tripulación debía ser también ensamblada antes de poder cumplir cualquier misión... Pero la tripulación del Enterprise-B ya lo estaba. Pensó incluso en comunicarse con Spock, y justo entonces, el timbre de su puerta sonó.

- Adelante. –era el Sub-Teniente Ríos.
- Comandante Kirk.
- No estoy de servicio, Ríos, llámeme Jim.
- Jim, necesito consultarte algo.
- Siéntate, por favor. Tienes toda mi atención.
- Bien, Jim... Perdóname, pero lo primero que he de decirte es que no soy del todo terrícola.
- En una nave con tanta mezcla de especies como esta, eso no es un problema, y tú lo sabes bien.
- Cierto; me refiero a que mi madre proviene de un planeta... Un planeta llamado Betazed. Digamos que en lo que respecta a la fisiología, ciclo vital, apariencia... los nativos de dicho planeta son totalmente idénticos a los humanos... Salvo por una pequeñísima diferencia en el córtex posterior.
- Muy interesante... y esa diferencia, ¿en qué consiste?
- Realmente es pequeñísima, y lo realmente interesante son las capacidades que confiere. Los nativos de Betazed son incluso capaces de leer los pensamientos... Tranquilo, Jim, sólo soy medio betazoide, yo no puedo leer los pensamientos de nadie.
- Pero sí que puedes hacer otras cosas, ¿verdad?
- Por explicarlo en pocas palabras, tengo una especie de “sexto sentido” muy desarrollado. Suelo tener presentimientos, intuiciones... Como cualquier otro ser humano, sólo que los míos no fallan nunca... O al menos, no lo han hecho hasta hoy.
- Eso sí que es fascinante... ¿Tiene algún tipo de limitación esa habilidad?
- Parcialmente. Puedo tener intuiciones sobre las cosas y personas que me rodean... O sobre los lugares y personas que tengan una relación estrecha con cualquiera que esté cerca de mí.
- Es decir, que si te pregunto por Spock, por ejemplo, podrías saber cómo se encuentra gracias a la cercanía que hay entre él y yo.
- No, Jim. No es voluntario. Sin embargo, si el Almirante fuera a estar en peligro en un futuro próximo, yo lo sabría ya gracias a mi cercanía física contigo... Y eso es exactamente lo que me ha pasado gracias a mi cercanía con el Dr. Scott. Jim, sus padres estarán en peligro muy pronto, y nosotros... El Enterprise, podemos ayudarlos.
- ¿Has hablado ya con la Capitán Sulu?
- No, Jim... De hecho, he venido a verte precisamente para que me acompañes y me ayudes a convencerla, sobre todo porque si lo conseguimos, luego habrá que convencer al Alto Mando –Eso quería decir “A Spock”, y Jim lo sabía.
- Bien, a mí me has convencido. Vamos a ver a la Capitán.

La Capitán Demora Sulu tampoco resultó difícil de convencer. Tanto Kirk como Ríos pudieron ver que no estaba del todo segura de lo correcto de la intuición del Sub-Teniente. Sin embargo, confiaba en él, y con eso era suficiente... Por si no fuera bastante, terminó la conversación agregando:

- Necesitamos esa misión... No quiero matar de aburrimiento a mi tripulación. –Activó el Inter.-comunicador y dijo:
- Sra. M’Benga, que el Dr. Scott y el Teniente Saat se presenten en mi despacho. Es urgente... Y abra un canal de comunicación con el Alto Mando de la Flota. Tenemos que hablar con el Almirante Spock lo antes posible.
- Enseguida, Capitán.

Continuara.

Relato de JUAN TERUEL RAMON.

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