martes, 5 de mayo de 2009

El hombre que inventó el primer western espacial

Por Rodrigo Gonzalez


Antes de dedicarse a vender ideas y guiones en la televisión de su país, Gene Roddenberry siempre se comportó como un auténtico héroe americano. Durante la II Guerra Mundial fue piloto y sobrevivió a la caída de su bombardero B-17 en las aguas del Pacífico Sur.

Ya como civil y condecorado dos veces por sus servicios en la Fuerza Aérea, Roddenberry participó en el rescate de pasajeros de un avión estrellado en el desierto sirio.
Amante del servicio público, en 1949 se unió a la policía de Los Angeles, aunque ya en ese tiempo comenzó a convencerse de que los héroes ficticios le agradaban más que practicar proezas en la vida real.

Su inclaudicable ambición por ir más allá de lo pedestre tendría ya en la madurez el nombre deStar trek, la serie de televisión que partió en 1966 y que, a pesar de permanecer sólo tres temporadas en el aire, se transformó en uno de los grandes fenómenos de la cultura pop de los últimos 40 años.

Si George Lucas creó el merchandising del cine con La guerra de las galaxias en 1977, Roddenberry había sentado el modelo a seguir desde la TV con la serie del heroico capitán Kirk, el frío señor Spock y la imponente nave Enterprise.

La rivalidad entre ambas franquicias existe hasta hoy, con fanáticos de una u otra creación enfrentados en bandos opuestos.

La próxima semana se estrena en Chile la más ambiciosa versión cinematográfica de la serie de Roddenberry, producto de 150 millones de dólares que relata la juventud de Kirk, Spock y el resto de la tripulación.

Aun así, la cosmovisión de Star trek fue timbrada para la eternidad por Roddenberry hace más de 40 años y no hay secuela que pueda prescindir de sus tópicos.

EL ORIGEN DEL FENOMENO


Hombre de ideas obsesivas, Roddenberry llegó a la NBC con una premisa clara sobre su serie Star trek: "Un western del espacio, una diligencia galáctica".

Por eso no es extraño que elaborara la historia tras ser guionista de la serie de cowboys Revólver a la orden (1957). Kirk es el decidido comisario a bordo de esta nave galáctica enfrentada a los más inesperados encuentros y ataques en el espacio sideral, cual diligencia asolada por los piel roja y las inclemencias del tiempo en el lejano Oeste.

Sin embargo, entre sus amigos, Roddenberry apuntaba a un concepto más alto que la simple acción: quería una narración que caminara en dos niveles, al modo de Los viajes de Gulliver: una historia de aventuras y un diagnóstico moral sobre su época. En plena Guerra Fría, Gene Roddenberry planteó una trama del siglo XXII en la que la tripulación internacional cristaliza el término de las rivalidades en la Tierra.

En el Enterprise, el capitán Kirk es estadounidense, el ingeniero Scotty es escocés, la encargada de comunicaciones Uhura es africana y el físico y timonel Sulu es asiático.

El creador de la serie nunca se quedó con pocas palabras al explicar las ambiciones de Viaje a las estrellas. En el libro American Science Fiction TV, de Jan Johnson-Smith, se cita la siguiente expresión de Roddenberry: "Creando nuevos mundos y nuevas reglas, se pueden hacer declaraciones sobre sexo, religión, Vietnam, política y misiles intercontinentales. Y en Viaje a las estrellas lo hicimos: enviamos mensajes y tuvimos la suerte de que los transmitieran por televisión".

Un ejemplo es la escena erótica protagonizada por el capitán Kirk (William Shatner) y la teniente Uhura (Nichelle Nichols) en un capítulo de noviembre de 1968.

Tras su exhibición, las oficinas de correos de la NBC se atiborraron de cartas a favor y en contra de uno de los primeros besos interraciales de la televisión.

Pero aquel capítulo sólo fue la excepción de una regla que siempre indicó bajo rating y la definitiva cancelación vino en 1969. El mito y la popularidad de Star trek se cosecharían con las sucesivas retransmisiones y su red de televidentes dejó de ser un nicho de estudiantes de ingeniería y ciencias, para transformarse en una heterogénea gama de seguidores.

"La primera vez que me dijeron que la retransmitirían, pensé que sólo duraría un par de años en el aire. Nunca creí que el doctor Spock me perseguiría hasta el final de mis días", comentó con motivo de los 40 años de la serie el actor Leonard Nimoy, quien aún se presenta en las innumerables convenciones planetarias de Star trek.

Gene Roddenberry, en cualquier caso, si tenía claro el impacto de su creación. Como tributo final a este buscador de aventuras siderales, fallecido en 1991, parte de sus cenizas fueron esparcidas en el espacio en 1992.

La misión la cumplió el transbordador Columbia: por lo menos después de muerto Roddenberry pudo viajar en una "diligencia galáctica".


Fuente la tercera.com

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