martes, 12 de mayo de 2009

´Star Trek´, grandiosa resurrección

TINO PERTIERRA


Te reto a que seas mejor que tu padre. La frase que pone en órbita heroica al díscolo capitán Kirk en sus años mozos (camorrista, rebelde sin pausa, ligón de vía estrecha) tiene resonancias de western iniciático, y en eso se convierte esta arrolladora resurrección de Star Trek: una historia fronteriza de villanos atormentados, guardianes del orden en permanente conflicto interior y territorios donde los fantasmas propios tienen su equivalente en esos agujeros negros portátiles que engullen planetas enteros.


Con una pirueta que contada es absurda y vista es creíble, esta montaña rusa de emociones puras y duras que no se permite desfallecimientos en el ritmo sin por ello caer en el barullo o armar la marimorena visual permite a J. J. Abrams conseguir que lo que rozó con los dedos en su estimulante aunque fallida ´Mission Impossible´: respetar el legado de la serie inyectando en sus venas sangre renovada a borbotones. ¿Y cómo logra ese prodigio? Primero, con inteligencia a la hora de abordar el guión. Rejuvenece a los personajes sin caer en el sentimentalismo o la complacencia nostálgica: podrían funcionar sin problemas aunque nunca hubiéramos visto su evolución posterior, o sea, anterior. Qué lío. Los diálogos son tan incisivos como en sus series televisivas ("Lo que es necesario nunca es imprudente") y algunas escenas de acción torrencial están salpicados por un humor inesperado (¡esa inenarrable carrera contra reloj de Kirk con una reacción alérgica que convierte sus manos en globos ridículos!) o mezclan con arriesgada temeridad distintos registros, como ese arranque en el que un sacrificio va acompañado de un parto casi cómico.


Reparto.


Después, J. J. Abrams ha tenido un ojo clínico para forjar un reparto juvenil impecable, con un chulillo Pine al que no cuesta augurarle un futuro esplendoroso (una mezcla de Damon y Kilmer pero menos hierático) y un notable Zachary Quinto (conocido por su participación en la serie ´Héroes´), inquietante y conmovedor a un tiempo.


Aunque el premio gordo se lo lleve un Eric Bana fascinante como malvado errante con el corazón roto. Y, por último, el productor de las series ´Alias´, ´Lost´ y ´Fringe´ muestra un talento visual sin lastres televisivos que hacen posible escenas que funcionan como absolutamente perfectas sinfonías en las que música e imagen cargan la pantalla (sobre todo en Imax) de una belleza realmente desoladora e hipnótica.


Fuente la opinion de Malaga.

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