lunes, 11 de mayo de 2009

Líbranos del mal, Chris Pine

Cuando el mundo supo que Zachary Quinto (Sylar en la serie Héroes) iba a ser Mr. Spock en la nueva entrega cinematográfica que J.J. Abrams preparaba de Star Trek, todos vieron en él al legítimo sucesor de Leonard Nimoy. Caracterizado, contaba con el carisma necesario para rejuvenecer al mítico personaje, así que la aceptación fue unánime.

En el caso de un semidesconocido Chris Pine (Ases calientes, Super ligón) no sucedió igual. Los más escépticos auguraban un error fatal de casting porque cuestionaban que este joven actor, curtido en la comedia teen, diera el perfil para encarnar a un joven James T. Kirk.

“La primera vez que me senté en la silla del capitán me dieron escalofríos. Fue un momento que recordaré el resto de mi vida”, reconoce Pine.

Encontrar a un actor que pudiera interpretar el papel del capitán de la saga estelar más famosa de la ficción –algo que William Shatner hizo de manera inolvidable– era una tarea harto difícil para el director, pero a los productores les sorprendió que Pine encajase tan intuitivamente con el humor y el individualismo de Kirk.

“J.J. [Abrams] me dijo que era mi responsabilidad crear algo nuevo y fresco. Si hubiese querido que hiciera una especie de imitación del personaje que ya existía, a mí no me habría interesado trabajar en el proyecto. El reto era hacerlo a mi manera”.

El Kirk renovado de Chris Pine es un cadete rebelde en busca de causa, díscolo, con mucha más testosterona de la que lucía en los sesenta, y que solo encuentra la satisfacción personal cuando se enrola en una misión espacial. Un postadolescente impulsivo y peleado con el mundo que recuerda a tantos otros jóvenes desobedientes del cine de Hollywood. “Hay referencias del tipoSteve McQueen en La gran evasión o Tom Cruise en Top Gun, pero también sé que hay una especie de cliché que juega en mi contra y que te puede llevar a pensar ‘vaya, otro jovencito rebelde”.

Esa pose chulesca y su apariencia de guapo no resultón le sirven para construir a un heroico líder aún en fase de formación, desbordado de amor propio y con un repertorio de chistes y frases lapidarias siempre listo para salir de su boca. “No recibí ningún tipo de instrucción por parte de los productores o del director para dotar a mi personaje de esa rebeldía. El guión estaba tan bien escrito que fue fácil sacar de ahí el retrato de este joven arrogante y autodestructivo. Si el jovenKirk se hubiera alistado a la Flota Estelar por haber sido un empollón de comportamiento modélico, no habría existido ningún tipo de conflicto. Si alguien tiene un problema con eso debería hablar con Joseph Campbell... ”, bromea.

Si su interpretación sorprende no es tanto por su actitud rebelde como por el retrato mucho más humanizado que el director y los guionistas han hecho del conjunto de la tripulación, algo que choca con esos oficiales tan solemnes y rígidos a los que el espectador trekkie estaba habituado y con los que resultaba imposible empatizar.

Kirk es solo un hombre como cualquiera de nosotros, enfrentado a increíbles problemas que hay que resolver. Lo que le hace diferente es que siempre lucha con todas sus fuerzas y persevera hasta el final. No es un tipo que gane todo el rato. Se lleva muchos golpes, pero siempre lucha como si fuera la pelea de su vida”.

Que la cinta tiene atractivos suficientes para reventar la taquilla nadie lo duda. Ninguna saga de ficción ha tenido mayor número de seguidores que Star Trek, y cualquier película galáctica que se precie ha tenido que beber por fuerza de ella como fuente de inspiración.

Cuenta con el toque maestro de J.J. Abrams, el gurú de la ficción moderna que en plena promoción se atrevió a confesar que lo suyo nunca había sido Star Trek, sino Star Wars, por lo que se intuye que además de contentar a los trekkies, se hará con nuevos adeptos. Su reparto se ha equilibrado entre bazas conocidas –cameo de Leonard Nimoy incluido–, como Eric Bana y Winona Ryder, y estrellas emergentes como el propio Pine o Zachary Quinto. Para rematar, cuenta con lo último en efectos especiales.

¿Se puede pedir más? Sí, un guión de aventuras que justifique todo este despliegue, algo para lo que sus responsables se han retrotraído al inicio de la franquicia tras seis series de televisión y diez largometrajes. Por eso la undécima parada de la Enterprise es en realidad la primera, una precuela en la que explicar la génesis de la historia y cómo el capitán Kirk y Spock pasan de encarnizados rivales a compañeros de por vida.

“Zachary [Quinto] y yo queríamos que el público viese a Kirk y Spock como dos jóvenes brillantes y obstinados que están destinados a chocar toda su vida, pero que llegarán a quererse por esa misma razón”. El resultado es una película de aventuras de acción adrenalínica, con saltos en el tiempo y agujeros negros. Una medalla más para colgar en la solapa de J.J. Abrams y un incentivo para seguir explotando una saga que se perfila aún más larga y próspera que antes.

Fuente Shangay.com

No hay comentarios: