viernes, 24 de septiembre de 2010

Star Trek el enemigo definitivo.

- Comandante Kirk, ¡cuánto tiempo sin verle!
- Ya ve, Comandante, sólo hace unas horas que la conozco y no puedo vivir sin usted
- Bien, Kirk, y ahora en serio ¿Qué te trae por esta zona de guerra?

Era sin duda una buena descripción: Toda la sección de ingeniería parecía el campo de batalla recién abandonado por los ejércitos... O tal vez el lugar donde una fiesta Klingon particularmente animada hubiera tenido lugar. Sea como fuere, Ingeniería era un auténtico desastre.

- Bueno, el caso es que quería pasar a ver cómo iba todo. Ya veo que no han perdido el tiempo para comenzar con las reparaciones.
- Afortunadamente, los daños parecen ser menores de lo que pensábamos. Hemos acabado ya de reparar la estanqueidad de los tanques de refrigerante. En unos minutos empezaremos el llenado. Si todo va bien, el resto será sólo cuestión de chapa y pintura. En realidad, espero tener mi informe para la Capitán redactado en un par de horas. Aprovecharé el tiempo de llenado y comprobación de los tanques para hacerlo.
- Excelente, Mayo... Ahora viene lo difícil... ¿Es demasiado pronto para pedirle que me acompañe a cenar esta noche? La Capitán Sulu, Saat y su familia estarán también.
- Vaya, Comandante, ésto no es WARP 10, pero desde luego se le aproxima mucho... De todos modos, teniendo en cuenta que la avería no es tan grave como imaginábamos, creo que aceptaré... Con una condición.
- La que sea.
- La próxima vez que cenemos juntos, será porque yo se lo pida, ¿de acuerdo?
- Me parece justo. Trato hecho.


Ambos se despidieron y Jim Kirk se encaminó hacia el Turbo-Ascensor. Justo en la puerta del mismo, le asaltó la duda: ¿Debería volver al Puente? La Capitán le había liberado del servicio durante el resto del día, pero lo había hecho para que Kirk pudiera convencer a Mayo para cenar. Ahora que lo había logrado en tan poco tiempo, pensó que tal vez debería regresar al Puente. En cambio, lo que realmente le apetecía era seguir conociendo la nave y su tripulación. Por suerte, apenas tardó un segundo en encontrar la solución perfecta, así que entró en el Turbo-ascensor y se dirigió a la Enfermería.

- Doctor Scott.
- Vaya, Comandante, ¿Qué tal va su muñeca?
- Duele un poco, pero creo que se curará. Al menos, la Capitán Sulu me ha liberado del servicio en el Puente... Para darme una misión.
- Espere, le daré algún analgésico... ¿Es secreta esa misión? Confío en que no consista en venir aquí a espiarme.
- En realidad, ya la he completado. Se trataba de invitar a la Comandante Mayo a cenar conmigo, con la Capitán, Saat y su familia.
- ¿Y lo ha conseguido?¿Tan pronto? Comandante, es usted mi héroe.
- Ahora mi problema consiste en saber si he de volver al puente, o si sigo libre del servicio.
- Ah, bien, permítame, Comandante –Scott conectó el Inter.-comunicador- Enfermería a Capitán Sulu.
- Aquí Sulu, adelante, Scott.
- Capitán, tengo aquí al Comandante Kirk. Ha completado con éxito la misión que le encomendó, pero su muñeca izquierda se ha resentido en el transcurso de la misma. Solicita confirmación de que continúa libre del servicio en el puente.
- Confirmado. Comandante, se lo ha ganado. Espero un informe verbal del desarrollo de la misión. Sulu fuera.
- Asunto resuelto, Comandante... Ahora venga conmigo a mi despacho y veamos qué podemos hacer para aliviar esa muñeca.


Una vez dentro, Scott sacó una botella y dos vasos mientras decía:

- Whisky escocés; el mejor analgésico de la Galaxia.
- Doctor, no sé si a mi edad...
- No se atrevería a cuestionar las órdenes del médico, ¿Verdad? Además, tengo entendido que en su primer día ya se ha enfrentado tres veces a la muerta.
- ¿Tres? Yo sólo cuento una.
- Ah, Comandante, olvida usted su primer encuentro con la Capitán Sulu... Y luego ha invitado a cenar a la Comandante Mayo ¡Eso es más peligroso que una fusión del Núcleo!... Tenga, ¡Salud!
- ¡Salud! No seré yo quien cuestione sus métodos, Doctor... Por cierto, ¿Cómo se encuentran sus padres? Hace años que no los veo.
- Diría que bien. Mi padre lleva casi un año en una colonia en el extremo más alejado del Cuadrante Alfa. Cuando presentó su solicitud, nadie tenía más experiencia como ingeniero que él... Y mi madre también hizo la maleta para acompañarlo; nunca viene mal una experta en comunicaciones. Ya ve, ninguno de los dos ha aceptado de buen grado eso de retirarse... Pero supongo que eso no le sorprende, ¿verdad, Comandante?
- Totalmente cierto, Doctor... Las personas como nosotros sólo conocemos dos destinos posibles: Morir en acción... O irnos en silencio –Jim pensó en Bones y no pudo evitar una lágrima- Ah, lo siento, Doctor. Cambiemos de tema ¿Cómo se encuentran los heridos?
- Bastante bien. Hay varios casos de quemaduras de plasma, y deberán pasar aún cierto tiempo en el regenerador tisular, pero todos sin excepción están conscientes y preguntan por ese viejo que los sacó del infierno... Estoy seguro de que les gustará que les haga una visita... ¿Vamos?
- Estaré encantado de visitarlos –Kirk apuró su vaso- ¡Vamos allá!
Continuara.
Relato de JUAN TERUEL RAMON.

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