miércoles, 15 de septiembre de 2010

Star Trek el enemigo definitivo.

Era una bronca.

- Capitán Sulu, el Comandante James Kirk se presenta al servicio según las órdenes.

Demora Sulu había cambiado mucho desde aquel día lejano en el que James Kirk la viera por primera vez en el puente del Enterprise-B. No sólo por los años transcurridos, sino por algo nuevo que había en su mirada. Tristeza, por supuesto, pero sobre todo una profunda amargura… Y algo más peligroso aún: Ira. James Kirk supo al instante que él era el blanco de esa ira, y por mucho que había sido odiado antes, en esta ocasión no disponía de escudos que levantar… Ni a Scotty haciendo lo imposible porque siguieran resistiendo.

- Comandante Kirk, le estaba esperando… Francamente, desconozco qué favores ha tenido que cobrarse, y cuántos traseros ha tenido que patear para llegar hasta aquí. Bien, ya lo ha conseguido: Ya tiene usted un sitio en el Puente del Enterprise. Y muy a mi pesar, he de decir. Desconozco qué utilidad puede pensar el Alto Mando que tiene vaciar asilos para llenar sus naves con viejos cuyo tiempo hace mucho que pasó.

El Jim Kirk de hacía cincuenta años habría contestado con rudeza, y muy posiblemente se habría enzarzado en una seria discusión con su nuevo capitán… Pero Jim Kirk, Comandante en misión especial para la Flota Estelar, hacía mucho que había dejado de ser un joven impulsivo.

- Permiso para hablar libremente, Capitán.
- En este despacho, Comandante, siempre se habla libremente.
- Capitán, yo no pedí este puesto. Para serle sincero, ni siquiera sé lo que el Alto Mando espera conseguir con este… Este experimento. Lo único que sé es que carezco de autoridad en esta nave, y que mi cometido será permanecer en el Puente, observando y procurando asesorar en base a mi experiencia. Soy consciente de que dicha experiencia es lo único que puedo aportar ya… Tan consciente como lo soy de mi edad y situación. Capitán, acepté ser degradado sólo para volver a sentirme útil… El Capitán Hikaru Sulu…
- Le sugiero que no continúe, Comandante. Mi padre no es un tema de conversación válido en esta nave – La mirada de Demora Sulu hizo que la temperatura ambiente bajara varios grados- Comandante, espero de usted que sepa mantener la cadena de mando de esta nave; no toleraré la menor señal de que cuestiona una orden… Mía o de cualquier otro oficial. Podrá ofrecer su parecer, pero una vez se haya dado la orden, permanecerá usted sentado y guardando un respetuoso silencio, ¿Está claro?
- Sí, señora
- Una cosa más. Prefiero que me llamen “Capitán”.
- Sí, Capitán, así se hará.
- Bien, comandante, eso es todo. El Alférez Calder le espera en el Puente y le acompañará a su alojamiento. Dispone de treinta minutos para instalarse y presentarse de nuevo en el Puente. Puede retirarse, Comandante.

Jim Kirk se cuadró y salió del despacho, con el regusto amargo de algo que no sospechó antes: Sentirse rechazado nada más llegar.

- Bueno, hay más de cuatrocientos tripulantes en esta nave. De momento sólo me odia el capitán… Espero tener algún aliado aquí dentro.

Esto pensaba Jim Kirk mientras seguía al Alférez Calder hasta su cuarto, situado en el extremo más alejado del corredor de oficiales.

Capítulo 4: En Marcha.

Exactamente veintisiete minutos después de las últimas palabras de Demora Sulu, James T. Kirk hizo acto de presencia en el Puente. Antes de poder decir nada, Saat se levantó y se le acercó.

- Comandante, permítame que le presente: Nuestro Timonel, el Sr. Archibald; en Tácticas, la Sra. Watson, la Sra. M’Benga en Comunicaciones…

Jim Kirk saludó con leves inclinaciones de cabeza a medida que Saat hacía las presentaciones. Se fijó especialmente en el Sub-Teniente Ríos, Oficial Científico. De algún modo, estaba acostumbrado a ver a un vulcaniano en tales puestos, pero Ríos parecía terrícola. Intentó no demostrar sorpresa, pero lo cierto es que con Saat en el Puente, había pensado en un primer momento que él sería el Oficial Científico. Agradeció, por supuesto, que la capitana Sulu permaneciera en su despacho, pues había tenido suficiente con su primer encuentro.

- Sra. M’Benga: Abra un canal con Control del Muelle, por favor.
- Canal abierto, Señor.
- Control, aquí USS Enterprise NCC 1701 Beta solicitando permiso para soltar amarras y despegar.
- Permiso concedido, NCC 1701 Beta. Soltando amarras en T menos 10, 9…
- Secuencia de encendido, Sr. Archibald. Prepare propulsor de cola.
- Sí, Señor.
- Amarras soltadas. Buen viaje, Enterprise.
- Gracias, Control… Sr. Archibald, avante un cuarto.
- Avante un cuarto, sí, Señor.


Lentamente, el navío de la Clase Excelsior USS Enterprise se desplazó por el muelle espacial hasta, por fin, volver a ese océano tan familiar que le era el Espacio. Para Jim Kirk fue una sorpresa ver que la Capitán Sulu no había abandonado su despacho durante toda la maniobra. Sin embargo, nada más dejar el muelle, la puerta se abrió y Saat abandonó el sillón de mando. Así quedaron los tres situados, con Sulu en el centro, flanqueada por Saat a su derecha y Kirk a su izquierda.

- Ingeniería, aquí Puente.
- A la orden, Capitán. Aquí Mayo.
- Prevenidos para velocidad WARP progresiva y prueba final de motores.
- A discreción, Capitán.
- Gracias, Mayo. Puente fuera.
- Sr. Archibald, potencia WARP progresiva hasta factor 10. Luego reduzca a factor 6. Rumbo 351, marcación 2
- Rumbo 351, marcación 2, sí Capitán.
- Comandante, ahora comenzaremos las pruebas de motores y su presencia no será necesaria en el Puente durante las próximas horas, por lo que si desea retirarse a descansar…
- Con el debido respeto, Capitán, hace décadas que no tengo la oportunidad de vivir una prueba de motores. Si no fuera inconveniente, quisiera quedarme.

Era una verdad a medias. Las instrucciones –que no órdenes- de Spock consistían en permanecer en el Puente mientras el Capitán estuviera de servicio. De todos modos, Jim Kirk sólo quería demostrarse a sí mismo y a la Capitán Sulu que estaba al nivel del compromiso que se le exigía, por poco que éste fuera.

- Como quiera, Comandante –Fue la cortante respuesta que obtuvo de Demora Sulu-

Continuara.

Relato de JUAN TERUEL RAMON.

No hay comentarios: