martes, 21 de septiembre de 2010

Star trek el enemigo definitivo


Jim Kirk siguió atento las explicaciones de Mayo mientras el indicador de velocidad se iba acercando a la frontera del WARP 8. Kirk no se sorprendió al ver que a partir del 8.1, el gráfico cambiaba a color rojo.
Todos contuvieron la respiración hasta WARP 8.7, y sólo entonces se premitieron rebajar sus niveles de preocupación. Al llegar a WARP 9.8, Mayo llamó al Puente por el intercomunicador:

- Puente, aquí Ingeniería. Potencia 10 en “T” menos 20, 19...

La cuenta atrás siguió descendiendo hasta que Mayo pudo al fin decir:

- WARP 10, capitán, todos los sistemas...

Antes de que Mayo pudiera completar la frase, el peor de los infiernos se desató en Ingeniería.

- ¡Puente a Ingeniería! ¡Puente a Ingeniería! ¡Mayo, responda!
- ¡Capitán! ¡Tenemos graves problemas aquí abajo! ¡Todos los relés y sellos estancos han saltado por los aires! Hemos de desconectar el Núcleo de Curvatura antes de que la nave vuele por los aires.
- ¡Hágalo, Comandante! Informe cuando la situación esté bajo control. Puente fuera.

Si hubiera tenido tiempo, Kirk seguramente había pensado que esto sí que era una prueba de fuego para comprobar la capacidad de respuesta de una tripulación... Pero no podía permitirse el lujo de pensar, así que siguió a Mayo mientras ésta corría hacia el Núcleo.

- Tenga, Kirk, localice a los heridos y póngales esto –Mayo le tendió una pequeña caja llena de localizadores para transporte de emergencia, y Jim Kirk se puso manos a la obra.
- Fernández, hay que cerrar esas fugas.
- Estamos en ello, Comandante. El Núcleo ya está sin potencia, pero la reacción materia – antimateria se mantendrá aún un minuto.
- Que nadie más de lo estrictamente necesario se acerque al Núcleo de Curvatura. No quiero más herido.

Cada vez que Jim Kirk ponía un localizador, el herido era transportado fuera de Ingeniería. Había comenzado por los heridos más próximos al Núcleo, esquivando escapes de refrigerante y fugas de plasma.

- ¡Saat! ¡Necesito ayuda aquí! –Había llegado al último herido que tenía a la vista, pero una gran pieza de fuselaje le tenía inmovilizada la mitad inferior del cuerpo.

Como un rayo, Saat levantó la pieza y liberó al herido, mientras Kirk le ponía el localizador y el tripulante desaparecía en medio de la luz azul del transportador.

- Gracias, Saat.
- A la orden, Comandante.

Kirk decidió dar una última vuelta para evitar que se le escapara algún herido que no hubiera visto. Entonces, una nueva explosión lanzó hacia él un mamparo. Tuvo el tiempo justo de saltar a un lado, pero cayó de mala manera sobre su brazo izquierdo, oyó un chasquido y pensó “Ahí va mi muñeca”. Se apoyó en el brazo derecho para levantarse, pero Mayo había llegado a su lado y ya le había tendido la mano, que Kirk agarró agradecido.

- ¿Está usted bien, Comandante?
- ¿Qué he hecho mal para que dejes de llamarme Kirk?
- Déjeme pensar –Mayo sonrió- Sólo has salvado a una veintena de heridos hoy... No está mal para tu primer día de trabajo.
- ¿Todo bien, Mayo? –La voz de Demora Sulu sonó desde el intercomunicador.
- Tan bien como podría esperarse –dijo Mayo mientras pulsaba el botón de respuesta- La situación está bajo control. Tenemos unos veinte heridos, pero ninguna baja. Todos ellos están ya en la Enfermería.
- Me alegra oírlo… ¿Qué hay de los sistemas?
- El Núcleo de Curvatura estará fuera de servicio durante 24 horas. Disponemos de potencia de impulso, sensores y todos los sitemas de soporte vital operan con normalidad. Recomiendo no obstante no usar los motores de impulso salvo en caso de extrema necesidad.
- Estoy de acuerdo, Comandante. Tampoco podríamos llegar a ningún lado. ¿Se encuentran el Teniente Saat o el Comandante Kirk entre los heridos?
- Negativo, Capitán. Estoy bien, y Saat está recuperando los datos del ordenador para investigar qué ha fallado.
- Perfecto. Cuando el Teniente haya acabado, preséntense en el Puente. Sulu fuera.
- Comandante Kirk, no está bien mentirle al Capitán –mientras decía ésto, Saat le colocó un localizador de transporte, y de repente Jim Kirk se encontró en la enfermería.
- Comandante, esperaba que viniera a saludar antes de requerir mis servicios.

Quien hablaba era un joven mulato de casi metro noventa cuya cara resultaba muy familiar a Jim Kirk.
- Veamos esa muñeca, Comandante –Mientras el doctor le inmovilizaba su maltrecha muñeca, Kirk no pudo resistirlo más y preguntó-
- Discúlpeme, Doctor, pero tengo la extraña sensación de conocerle…
- En realidad soy yo quien le conoce a usted: Soy Scott, Doctor Shaka Scott, Médico de a bordo del USS Enterprise.
- ¿Scott…? ¿No será usted…?
- En efecto, Comandante. A mis padres les costó convencerse, pero aparentemente de un Ingeniero de Leyenda y de una de las mejores oficiales de comunicaciones de la Flota Estelar podía salir un médico bastante decente.
- Dése tiempo, Doctor. Seguro que llega a ser bastante más que un “Médico Decente”. De momento, ya se encuentra usted embarcado en la nave correcta para lograrlo… Por cierto, ¿Qué tal se encuentran los demás heridos?
- Todos estables, Comandante; se recuperarán sin duda… Ahora sugiero que vuelva a Ingeniería, Saat debe estar a punto de terminar con el ordenador.
- Gracias, Doctor. Volveré en cuanto me sea posible.
- Aquí me encontrará… Pero espero no tener que curarle de nuevo.
- Vaya –se dijo Kirk- Me siento como en familia. Un Sulu es el Capitán, Saat como Primer Oficial, y ahora Scott. Tengo que seguir conociendo gente, seguro que me quedan bastantes sorpresas aún.


Continuara.


Relato de JUAN TERUEL RAMON.

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