Entrevista con Gene Roddenberry, escritor, productor, filósofo y humanista, publicada en The Humanist entre marzo y abril de 1991
Gene Roddenberry, inesperadamente, se ha convertido en uno de los humanistas más influyentes del siglo XX. Sus dos creaciones más famosas (Star Trek y su sucesora, Star Trek: The Next Generation) están sólidamente basadas en principios e ideas humanistas. Sus creaciones motivaron, inspiraron y despertaron la imaginación de millones de personas en todo el mundo. El mensaje básico, tanto de Star Trek como de Star Trek: The Next Generation, es que los seres humanos son capaces de resolver sus propios problemas de manera racional y que, a través del pensamiento crítico y del esfuerzo cooperativo, la humanidad habrá de progresar y evolucionar.
Roddenberry nació en 1921 en El Paso, Texas, y creció en Los Ángeles. Estudió Policía Científica en la universidad; se hizo piloto y voluntario de la Fuerza Aérea norteamericana (USAAC) durante la Segunda Guerra Mundial; participó en casi cien misiones de combate y fue condecorado. Después de la guerra trabajó como piloto de PanAm en la ruta Nueva York-Miami, y luego como oficial de policía en Los Ángeles; fue entonces cuando comenzó vender guiones para la incipiente industria de la televisión. Y renunció a la Policía para dedicarse a escribir.
El primer piloto de Star Trek fue rechazado por los ejecutivos de la cadena NBC. Gracias a los cambios que Roddenberry realizó en el inaudito segundo piloto, el programa fue aceptado y la NBC lo emitió desde 1966 hasta 1969, durante 79 episodios. En el otoño (boreal) de 1969, la serie comenzó su distribución sindicada… y el resto, como dicen, es historia. Star Trek se ha emitido sin parar en por lo menos 150 mercados norteamericanos, así como en docenas de otros países. Este año (N. de K: 1991) se cumple el vigésimo quinto aniversario de la serie de televisión más exitosa de todos los tiempos. En septiembre de 1987 debutó Star Trek: The Next Generation, que hoy, con más de 80 episodios, ha superado la longevidad de la serie original. The Next Generation ya ganó tres premios Emmy y también el Premio Peabody 1987 en la categoria "Best of the Best" (“Lo Mejor de lo Mejor").
Desde 1986, Gene Roddenberry ha sido miembro de la Asociación Humanista de los Estados Unidos (AHA). El 10 de mayo de 1991, en su quincuagésima conferencia anual en Chicago, la AHA honrará a Roddenberry otorgándole el Premio de las Artes Humanistas, en reconocimiento a sus destacadas contribuciones al humanismo y el pensamiento humanista.
Durante varios meses, en sus casas de La Costa y Bel Air y en su oficina en los Estudios Paramount, Gene fue entrevistado por el periodista David Alexander. Aquí, la primera parte.
-Usted fue quien más guiones escribió para uno de mis programas de tevé favoritos: Have Gun, Will Travel (N. de K.: western de la CBS, 1957-1963).
-Sí, me divirtió mucho hacer esa serie. Paladin, el personaje principal, era casi un personaje de ciencia ficción. En esa época no me di cuenta, pero Paladin hacía cosas de ciencia ficción…
-Paladin era como el Caballero Errante, que tenía sus propias reglas de ética y tenía sus propias convicciones…
-Sí, tal cual. Habría estado bueno si hubiéramos hecho que Paladin hablara acerca de la existencia de un dios…
-Esto nos lleva a su filosofía. ¿Cómo fue desarrollando su postura humanista?
-Mi familia era del Sur norteamericano; mi mamá era muy religiosa y todos los domingos íbamos a la iglesia, a la iglesia bautista. Pero yo no me tomaba la religión tan en serio. Me parecía obvio, ya de chico, que había algunas cosas que necesitaban explicación y en las había que pensar, pero… ¿para qué preocuparme? Era un niño: la vida era interesante y placentera. La primera vez que tomé conciencia de la religión (además de las otras cosas que hacés de chico “porque mamá lo dice”, siempre mamá) fue cuando una vez, que andaba por los 14 y estaba surgiendo como individuo, fui a la iglesia y quise escuchar el sermón. Nunca antes le había prestado atención al sermón; me interesaba más la hija del diácono y lo que pudiéramos hacer entre misa y misa. Pero escuché el sermón y me acuerdo que quedé estupefacto, porque ese sermón hablaba de cosas totalmente locas. Era la época de tomar la Comunión, donde te comías la hostia y se suponía que te comías el cuerpo de Cristo y te bebías su sangre. Lo primero que pensé fue: “¡Me metieron en una tribu de caníbales!”. Durante un tiempo mi cabeza dio vueltas pensando cómo era que se decían semejantes cosas, porque casi no había conexión entre aquellas palabras y la realidad. ¿Cómo carajo Jesús había terminado convirtiéndose en comida? Supongo que en esos tiempos me quedó claro que la religión no tenía sentido: eran cosas demasiado mágicas y supersticiosas. En mis primeros años como adolescente, no encontraba la forma de adoptar una creencia basada en la magia, que me parecía obviamente una farsa. No recuerdo haberme tomado en serio jamás ninguna de esas cosas. Cuando cantaba en el coro, metíamos frases de cowboys dentro de las canciones; el resto del coro por ahí cantaba: “Santo, santo Jesús” y algunos de nosotros cantábamos cosas totalmente diferentes. Cuando tenía 5 años creía fervientemente en Papá Noel, pero a los 5 años y medio me di cuenta de que era trucho. Hay muchos escritores que se refieren a esos momentos de la vida como si fueran acontecimientos importantes, pero para mí no lo fueron: Papá Noel no existe. Mirando hacia atrás, entiendo que había todo tipo de razones como para que no existiera, y quizá hasta me dé un poco de pena pero, a ver: pienso lo mismo acerca de Jesús y de la iglesia.
-Si Dios existe y si Él (o Ella, o Lo que Sea, o Ellos) crearon este universo enorme y maravilloso, sin duda trivializamos el concepto de Dios. Como dijo una vez Alexander King, hablamos de esta deidad antropomórfica que no tiene nada mejor que hacer que tirarnos cáscaras de banana mientras caminamos a través de nuestro destino. Somos una especie muy egocéntrica. Si Dios creó este gran universo, ¿no tendrá algo mejor que hacer que meterse con nuestras minúsculas vidas? ¿Somos tan importantes?
-No sólo eso: el Dios en el que creías durante tu adolescencia era el tipo que sabía que te masturbabas. Eso atormentó a demasiada gente.
-Dios, como el máximo voyeur.
-Fue por eso que mis ideas religiosas se atrofiaron tanto, en aquellos tiempos. Simplemente decidí no darles bola. Apenas pude, dejé de ir a la iglesia. Llegué a la conclusión de que la iglesia, y quizás incluso y más aún la Biblia, no eran para mí. Durante años, ni siquiera pensé en todo eso. Si la gente necesita de la religión… simplemente ignoralos, y así quizás ellos te ignorarán y podrás seguir adelante con tu vida. El asunto de la religión volvió a mí recién cuando comencé a hacer Star Trek. ¿Por qué? Porque muchos decían que en la Enterprise tenía que haber un capellán. Y yo me negué. Creo que entonces aprendí lo que muchos humanistas aprenden: si discutís con esa clase de gente, no te librás más.
-Son como una patata caliente. Una vez que alguien empieza a discutir con gente así, no puede zafar.
-Tal cual. Por eso yo siempre decía que sí con la cabeza, hacía como que estaba de acuerdo, y me guardaba lo que pensaba. Pero cuando empecé con Star Trek se me hizo casi imposible, porque estábamos metidos con una serie basada tanto en la realidad como en una nave espacial… Al parecer, cada uno de los mundos con los que nos enfrentábamos eran muy parecidos a la Tierra y a las diferentes religiones que fueron surgiendo a lo largo de la historia. Religiones antagónicas. ¿Cómo vas a tener un capellán, si en tu nave hay tantas personas y alienígenas de creencias tan distintas? ¡Con cada planeta que visitemos, cada tipo de la nave tendría que tener su propio capellán!
-¿Los presionaron mucho con esto del capellán, a usted o al canal? ¿Esta presión iba y venía?
-Iba y venía, porque creo que los del “servicio de inteligencia” se daban cuenta de que era una situación imposible de racionalizar. Un par de veces pusimos algún rezo, o una ceremonia cuando alguien se casaba. Me acuerdo de cuando matamos al señor Spock temporariamente, algunos años atrás, en una de las películas. Tuve un gran problema con los guionistas y los productores porque ellos querían hacerle, en serio… un funeral cristiano.
-¿Para un personaje vulcano?
-Sí, para un vulcano. Les dije que era ridículo. Y seguí metido en problemas así, hasta que dije que ya no quería racionalizar y que tenía que ser práctico, porque debía lidiar con este asunto de las creencias todos los días. Creo que, a los 50 años, Gene Roddenberry había crecido.
Traducción y adaptación para Guia ST: Kohelles. (Gracias a la cortesía de Masterkiller, quien aportó el link y los primeros párrafos de la traducción).
1 comentario:
Cuantas cosas interesantes muestra este tipo en su serie increíble la verdad
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