viernes, 11 de febrero de 2011

Rick Berman habla. (II)

Guia ST nos trae de la mano de KOHELLES, la segunda parte a la entrevista con Berman.

Metiéndonos en Deep Space Nine –con una estación espacial; historias sobre guerra, política y religión; una tripulación quisquillosa y un comandante negro- ¿qué tan preparado estaba usted para recibir el contragolpe de aquellos fans que sintieron que DS9 no era la Star Trek de sus padres?

En aquel momento, lo que más nos importaba era hacer algo distinto. Teníamos un programa en el aire; no sabíamos cuánto más iría a durar, pero sí sabíamos que se seguiría difundiendo por al menos otros cuantos años. No queríamos mandar otra tripulación al espacio mientras la tripulación de TNG seguía volando en la Enterprise. Michael (Piller) y yo nos pasamos mucho tiempo pensando sobre este asunto. El jefe del estudio de entonces, Brandon Tartikoff, nos sugirió El hombre del rifle, un programa que él adoraba cuando era niño; trataba de un padre y su hijo haciendo hazañas y buenas obras en el campo. En aquellos tiempos, a los ejecutivos les encantaba decir cosas como: “Hagamos una mezcla de la Familia Partridge y Papá lo sabe todo” (Nota: comedias familiares norteamericanas emitidas entre las décadas del 50, 60 y 70). Como si a Roddenberry, veinte años atrás, se le hubiera ocurrido “Wagon Train en el espacio” (Nota: Wagon Train fue una serie western, 1957–1965), y así DS9 fue “El hombre del rifle en el espacio”. Creo que lo que Michael y yo terminamos sacando de aquello fue la idea de un padre y un hijo: elegimos la opción de un hombre que hacía poco había perdido a su esposa, que era un tipo muy resentido e implacable, y lo habían enviado a una estación espacial muy lejana, que no era de la Federación. Por conclusión, íbamos a tener muchas personas que no pertenecían a la Flota Estelar.

Uno de los grandes problemas para Michael y para el equipo de guionistas (de TNG) fue que Gene estaba seguro de que en el siglo 24 ya no habría ningún conflicto entre los personajes más importantes de Star Trek. La humanidad habría llegado a un punto en el cual el conflicto humano que hoy existe estaría superado, y los guionistas tenían enorme fe en esa idea: pero, de hecho, DS9 se basaba en conflictos, y los escritores se sintieron muy frustrados. Y todavía se frustraban más cuando recibían notas de Gene diciéndoles que él no quería ningún problema entre integrantes de la Flota Estelar, mucho menos entre los personajes principales de la serie. Por eso, Michael y yo pensamos que, si ubicábamos la historia en una estación espacial bajoran, podríamos tener personajes como Odo y Quark y Kira, personajes fijos, que no sólo no eran humanos sino que tampoco eran de la Federación, y que así podíamos plantear conflictos entre los personajes fijos de la serie.

Los elementos religiosos que mencionaste no estaban, en realidad, en nuestros primeros planes. Eso fue surgiendo. Pero la idea de un wormhole (agujero de gusano) que te llevara a otro lugar de la galaxia nos brindó otro alimento. Tanto como contratar a un actor negro para interpretar a Sisko; eso fue algo que debemos a Michael Piller. Yo sentía que debíamos encontrar al actor correcto, pero que, en todo caso, no tenía por qué ser negro. Pero era el momento de hacer algo así. Cuando conocimos a Avery (Brooks), supimos que era un golazo

¿Qué le pasa por la cabeza ahora, cuando piensa en DS9?

Leí muchas cosas que se dijeron sobre la tensión que había entre mi persona, Ira Behr y su equipo de guionistas. Se dijo que Ira me engañaba y que trataba de engatusarme haciendo cosas que yo no quería que se hicieran. Eso me dolió, porque no es verdad. Ira tenía su visión personal de cómo hacer el programa; eso fue después de que se Michael se fuera. Y yo estaba de acuerdo con muchas cosas de Ira. De hecho, estuve de acuerdo con la mayoría de las cosas que hicieron él y su equipo. Pero no estuve de acuerdo con otras y, siendo yo uno de los dos creadores del programa y el productor ejecutivo, estaba en mi derecho de decirle públicamente a Ira lo que sentía. Por desgracia, a lo largo de los años se terminó diciendo que Ira me tendía trampas, o que me hacía creer que hacía tal cosa cuando hacía otra. Pero yo no era estúpido.

Me acuerdo de cosas con las que no estuve de acuerdo; por ejemplo, la muerte de Dax. Siento que este personaje no merecía una muerte rápida, sin sentido. Quería para ella algo más heroico. Y cuando a Nog (Aron Eisenberg) le iban a amputar las dos piernas, me pareció demasiado violento; discutimos mucho y terminamos acordando algo bizarro: Nog perdería una sola pierna y le pondrían una prótesis. Esto, visto en retrospectiva, suena muy gracioso… Toda la idea de la Guerra del Dominio, que Ira quería como un arco que durara toda una temporada o quizá más… con eso tuvimos muchas discusiones. Y todas las discusiones tenían que ver con que Gene me había dicho muy claro que no quería que Star Trek fuera un programa de guerras intergalácticas, de guerras entre especies. Gene no quería que ninguna serie tratara acerca de humanos haciéndoles la guerra a otras razas.


Yo estaba convencido de que todo el arco de esas guerras podía hacerse en media docena de capítulos. Ira no estaba de acuerdo conmigo, e insistió, e insistió más de lo que yo habría querido que insistiera, y la situación terminó en un “Bueno, Ira va por el noveno capítulo y Rick pensaba que sólo haría cuatro…”. Me explico: yo leía cada historia. Me leía cada guión. Comentaba cada guión y cada historia con Ira y con los guionistas, sean quienes fueren. Estaba al tanto. No me gustaba que durara tan largo. Pero esto es así con la gente de la televisión.


Creo que lo que más me orgullece de DS9 es el elenco. Creo que Rene Auberjonois, (Alexander) Siddig, Armin Shimerman, Nana Visitor, Colm Meaney, Avery Brooks… están entre los mejores actores que tuvimos en Star Trek alguna vez. Fue un elenco superlativo. Funcionaron. Hicieron un clic. Las relaciones entre los personajes – como las de Quark y Odo, O’Brien y Bashir, Sisko y Jake (Cirroc Lofton) – fueron maravillosas y únicas y quedaron en la historia como algunas de las mejores de Star Trek. Eso fue fantástico. Y también creo que la dirección que terminó tomando la serie fue la que queríamos que tomara desde un principio. Gracias a Ira y a su alucinante equipo de guionistas, DS9 fue algo diferente. Seguía siendo Star Trek, pero fue tremendamente distinto de TNG.

Viajemos hacia Voyager y charlemos acerca del cambio más significativo. Se va Jennifer Lien, llega Jeri Ryan. Algunos creen que eso fue una genialidad, pero otros piensan que fue muy “obvio” traer a un personaje sexy. ¿A usted qué le parece? ¿Hicieron bien?

Creo que sí. Cuando el rating empezó a bajar un poquito, la compañía estaba empecinada en perder a uno o más personajes. La actriz que, desafortunadamente, se tuvo que ir, fue Jennifer. La idea de traer a una humana “borguificada” de niña nos dio un material tremendo. Llegó Jeri, era muy sexy y también una gran actriz. Aun hoy sigue siendo una gran actriz. Entonces dijimos: “¿Por qué no?”. Todos se quejaban del rating. Había una actriz hermosa que podía entrar… Y fuimos a hablar con Bob Blackman, nuestro diseñador de vestuario, y le dijimos: “Fijate qué podés hacer para que se vea fabulosa”. Y se vio fabulosa. No creo que nos hayamos aprovechado demasiado de su look sexy; más bien, de su vestuario, que te ponía loco. Siete de Nueve se convirtió en algo muy tridimensional, interpretada por una actriz maravillosa.

¿Qué tan satisfecho se siente usted con Voyager, después de todo?

Fue difícil. Recién terminábamos TNG, DS9 estaba en su tercer año, y enseguida querían otra serie para tomar el lugar de TNG. Les pedimos que esperaran un par de años, pero nos dijeron: “Tenemos estos espacios disponibles, no queremos perderlos”. Querían una nueva serie. El hecho de que TNG, que estaba basada en una nave, saliera del aire, y que al mismo tiempo tuviéramos en el aire una serie basada en una estación espacial, dejaba clarísimo que debíamos inventar una nave nueva, y eso hicimos con Voyager. Nuestra premisa era: o bien hacíamos algo fresco, o por cierto sería distinto. No queríamos simplemente tener otra nave, bautizarla Voyager como oposición a Enterprise, y llenarla con un lindo equilibrio de humanos y alienígenas. Le pedí a Jeri Taylor que se nos uniera a mí y a Michael. La idea era irnos a un lugar lejano de la galaxia, sin contacto con la Flota Estelar, sin contacto con reglas ni instrucciones, y de últimas, teniendo que juntarse con los Maquis que pusimos en el episodio piloto. La idea de regresar a la Tierra a cualquier costo –ojo, ¿a cualquier costo?- nos permitió hacer cosas nuevas, cosa importante. Todos sabíamos que esto podía pudrirse: muchos de los guionistas eran los mismos, y otros eran nuevos, pero no queríamos hacer TNG otra vez. Estábamos inventando Voyager, y también guionando y produciendo Generations, y dos años después First Contact. Hacíamos películas con la tripulación de TNG, y teníamos DS9 en su tercer año, y nos pedían hacer una serie nueva, que fue Voyager. Y cerca del fin de Voyager se nos dijo que que creáramos una nueva serie, antes de que Voyager terminara. Y yo dije que no. Al principio dije que la haríamos después de que Voyager saliera del aire. Creo que querían un descanso de uno o dos años. Y en el medio de eso desarrollamos un proyecto de IMAX que, al final, el estudio no cerró con la gente de IMAX. Fue en las primeras épocas, antes de que las películas salieran en IMAX como lo hacen hoy. Pero era un gran guión, y nos habría encantado hacerlo. Y al mismo tiempo yo estaba implicado en coordinar todo Las Vegas Experience. Fueron tiempos tremendos, y para todos era imperativo no repetirse, pero cada vez se hacía más y más difícil.

¿Y cómo entonces hizo para llegar a Enterprise?

Yo no quería. Me citaron muchas veces diciendo que "vos podés ir mil veces al aljibe, ordeñar mil vacas"… pero me quedó claro que si no hacía esto, igual me pedirían otra cosa. Y dado que nunca había desarrollado algo nuevo con Brannon (Braga), con quien había trabajado muy bien, me pareció divertido hacer con él una serie nueva, que fue Enterprise.

El concepto de secuela era promisorio, pero a los fans nunca les gustó Enterprise tanto como las demás series. ¿Por qué?

Creo que Enterprise gustó, sí… pero a un público mucho más reducido. No al público mayoritario. No sé por qué. Creo que la expresión “cansancio de la franquicia” existe, fue algo así. Había demasiado de lo mismo, al mismo tiempo. Para entonces había terminado DS9, Voyager todavía estaba en el aire, salía un nuevo film de TNG, y la gente sintió: “Oh, por Dios, acá se viene otra serie de Star Trek”. Creo que la precuela fue una buena idea. Después de Voyager, seguro íbamos a decir que era momento de hacer una nueva serie, Voyager terminaba en mayo, y en septiembre tendríamos una nueva tripulación, en una nueva nave, en el mismo siglo… El concepto de volver atrás y aprender un poco de aquellos pioneros del espacio… nos pareció una buena idea. Scott Bakula tenía una buena relación con Kerry McCluggage, quien dirigía el estudio por entonces y fue el primero en interesarse en darnos otra serie. Pensamos que sería algo fresco y especial y con nuevos y buenos actores que secundaran a Bakula. La serie empezó muy bien, sin duda. Tuvo buenas críticas y una gran audiencia durante la primera docena de capítulos y después empezó a hundirse. Yo podría culparme por eso. Podría culpar a los guiones. Podría culpar al “cansancio de la franquicia”. Pero no sé por qué no funcionó. No quiero hablar mal de Enterprise, pero tendríamos que preguntarnos acerca del episodio final, “These Are the Voyages”… fue el final más controvertido de todo Star Trek. Algunos fans se quejaron de que duró sólo una hora, mientras que los más enojados dijeron que tardamos cuatro años sólo para llevar a Enterprise a un final de TNG.

¿Le sorprendió esa reacción hostil?

Totalmente. Jamás lo hubiera hecho sabiendo que la gente reaccionaría así. Nos habían avisado con poco tiempo de que era nuestra última temporada. Sabíamos que sería el último capítulo de Star Trek quién sabe por cuánto tiempo… y acá estamos, seis años después, sin nada. Así que fue lo último por mucho tiempo. Resultó difícil decidir cómo terminar. El estudio quería que hiciéramos un capítulo de una hora. Pero nosotros queríamos que fuera algo especial, memorable. Brannon y yo tuvimos esa idea (y yo tomo toda la responsabilidad) de algo que molestó a mucha gente… y no quisimos que fuera así. Queríamos focalizarnos en esta tripulación y verla con los ojos de una generación futura, verla con los ojos de la gente de Star Trek de dieciocho años atrás, con Picard y con Riker y con Data y los demás, y ver la historia de cómo Archer y su tripulación habían llegado hasta cuando se formó la Federación, en alguna mágica y holográfica lección de historia.

Parecía una idea buenísima, pero mucha gente se puso como loca. La mayoría de los actores estaba disconforme. En retrospectiva, fue una mala idea. Cuando la concebimos, estábamos convencidos. Queríamos rendir el más grande homenaje a los personajes de la Enterprise, pero convocando únicamente a Jonathan Frakes y a Marina Sirtis, se lo vio como “¡Estás terminando tu serie con un capítulo de TNG!”. Yo entiendo cómo se sintió la gente. Muchos pensaron que nos habíamos equivocado. Brannon y yo nos sentimos muy mal por haberlos decepcionado. Nos salió mal, pero la intención fue buena. Simplemente, no nos entendieron la intención.

Traducción para Guia ST: Kohelles

2 comentarios:

javier dijo...

>>Llegó Jeri, era muy sexy y también una gran actriz. Aun hoy sigue siendo una gran actriz.


¿¿quieres decir que ya no es sexy?? :-) ;-) jajajaj , que mala leche.

Unknown dijo...

y sigue siendo muy sexy jjejejejej