El embajador Elaithin se sirvió una copa de cerveza romulana. Tenía un contacto que le traía un cargamento de cerveza romulana directamente desde Romulo, era ilegal en territorio de la Federación, pero se encontraban a muchos años luz de la Federación. Se acercó a la mampara, para observar el desolador paisaje que se podía observar desde el edificio de la embajada. Gornar, el mundo natal y capital de la Hegemonía Gorn, no era un mundo hospitalario con sus habitantes. Era un mundo desértico, lleno de montañas y volcanes, azotado por tormentas de arena y donde prevalecía la ley del más fuerte. Y los seres vivos dominantes más fuertes eran los gorn, una especie agresiva y hostil, evolucionada desde reptiles. En otras épocas habían tenido conflictos, pero desde la guerra con el Dominion, cuando los gorn actuaron al lado de la alianza contra los invasores del cuadrante Gamma, vivían un momento de estabilidad. A veces maldecía ese momento, ya que eso hizo que la Federación decidiera establecer más relaciones con esta raza y enviar un embajador a su mundo, y le tocó en suerte a él.Cuantas veces soñaba con regresar a su casa en Bethazed, navegar por el mar de Ópalo, disfrutar de su familia. Pero de momento eran eso, solo sueños. Su deber, a su pesar, era permanecer en este lugar alejado de la mano de Dios.
La puerta de la sala se abrió, y por ella entró Alberion Ovutu, su ayudante y asistente personal.
- Embajador, tiene visita.- Dijo cortésmente su ayudante.
Elaithin no pudo reprimir un resoplido.
- Dime que no es un nativo y es alguien de la Federación que ha venido a visitarme.
- Lo siento, embajador, es Lyrr Krell.- Comentó Ovutu encogiéndose de hombros.
- Esta bien, esta bien, no habrá más remedio que recibirle.- Exclamó un resignado Elaithin.
El embajador Elaithin camino hasta la sala de actos. El protocolo en las visitas de los nativos gorn exigía ofrecerles algo de comida mientras esperaban. En el caso de los gorn era algo especialmente desagradable, ya que ellos no comían nada preparado o cocinado, ingerían solo carne cruda, y si su alimento estaba vivo, mejor que mejor.Lyrr Krell era el líder de una de las tribus más importantes dentro de la Hegemonía Gorn, y uno de los que más se opuso a que su raza hiciese tratos con la Federación. Era especialmente hostil e intolerante con los extranjeros.El gorn estaba terminando de devorar un sroll, un animal habitual en la dieta del planeta. Su boca cubierta de afilados dientes tremendamente afilados estaba empapada de sangre y restos del animal.
- Embajador.- Dijo en un gruñido casi gutural.
Elaithin se sentó a su lado y se sirvió un poco de agua.
- ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres?
- ¿Essta ess la hosspitalidad de su Federación? ¿Acasso no sson bien recibidoss los gorn en su propio mundo?
- Por favor, no hagas demagogia. Tú desprecias a la Federación, si has venido a la embajada debe de ser por algo importante.
El gorn se incorporó. Media más de dos metros y su cuerpo era musculoso y lleno de cicatrices de antiguas peleas. En estos momentos, odiaba que la telepatía de los betazoides fuera inútil para los gorn. No podía saber que pensaba el alienígena y eso no le gustaba. Odiaba las sorpresas.
- Ess hora de que lass cosass cambien para mi pueblo, embajador. Los gorn no permitirán que nadie ajeno a elloss less de ordeness. Romperemoss loss lazoss con su Federación. ¡Nuesstra fuerza no podra ser detenida!
- ¿Qué esta diciendo? Sabe muy bien que el emperador no dejará que lleguen a ese extremo. Ha rechazado una y otra vez sus intentos de que la Hegemonía Gorn regrese a su política expansionista y hostil con los mundos que les rodean.- Exclamó el embajador enfurecido y perdiendo toda compostura.
- El emperador no podra hacer nada. En esstos momentos, él y ssu consejo esstán siendo ejecutadoss.- Dijo Lyrr Krell.
- ¡No puede ser! ¿Qué es lo que esta haciendo?- Permítame presentarle a nuestros nuevoss aliadoss.
Por una de las puertas entró una figura. Llevaba un complejo y avanzado traje ambiental que le cubría el cuerpo por completo. Elaithin no daba crédito ¿Un breen? ¿Una alianza gorn-breen?
- ¡Guardias, guardias!- Gritó el embajador, moviéndose hacía la puerta.E l breen dijo algo, en su idioma, similar a un sonido mecánico y electrónica que el embajador no pudo entender. El pánico empezó a dominar al embajador.
- Ssus guardiass y ssu personal esstán muertos, embajador. Ssi le ssirve de conssuelo, no vera como ssu Federación ssera completamente aniquilada. Elloss lo han designado assí.
Elaithin no pudo ni detenerse a pensar en que quiso decir el gorn con ellos. El gigantesco reptiliano, se abalanzo sobre él y con sus propias manos le destrozo los huesos hasta convertirlo en un amasijo de carne muerta.
El breen le comentó algo al gorn.
- Ssi, amigo mío, essto ssolo acaba de comenzar.
El caos y el fuego de disruptores, así como el humo que salía de los edificios, era clarificador de que el gobierno gorn había caído. Un nuevo orden había llegado.Desde una nave oculta, en una orbita cercana al planeta, todo esto era observado con satisfacción por sus tripulantes. El fuego y las explosiones se reflejaban en sus negros ojos, ojos que parecían sin vida, como un túnel de oscuridad infinita, mientras hacían cambiar de rumbo a la nave para alejarse de allí, perdiéndose en la lejanía.
Autor: Doctor Banner
PD: Este relato se publico hace meses en el blog de At Visions, pero como no todos los lectores de Base Nexus tienen que serlo de AT Visions, y el relato esta relacionado con argumentos a medio lazo de la línea Trek de Action Tales he pensado que seria interesante reeditarlo.
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