domingo, 24 de octubre de 2010

Star Trek el enemigo definitivo.

Los rostros de sorpresa de Kirk y Ríos sólo fueron superados por el volumen de la risa de Demora Sulu.
Apenas tres días después de esta conversación, Shaka Scott y Elisa Mayo se convirtieron en marido y mujer. Scott fue acompañado hasta el altar por Uhura, su madre, mientras que James Kirk tuvo el privilegio de acompañar a la novia y entregarla a un joven mulato vestido con el traje típico escocés... Por suerte, ésta vez su rostro estaba libre de pinturas de guerra, y de su espalda no colgaba la espada. Por su parte, Demora Sulu aprovechó los privilegios de ser la Capitán de la nave para realizar una ceremonia tan sencilla como bella.

Dos días más tarde, por fin llegó la autorización de la Flota Estelar... No dando de baja de la Flota Estelar al Sub-Teniente Rafael Ríos, sino concediéndole un permiso indefinido y manteniéndole con su rango y su puesto a bordo del Enterprise por si algún día deseaba retomarlo. De este modo, cuando Rafael se despidió de sus camaradas, las lágrimas que todos derramaron no fueron tan amargas, pues las palabras no fueron un “adiós”, sino un “hasta la vista”

- Sr. Archibald, prevenido para abandonar la órbita de Marla IV.
- ¿Rumbo, Capitán?
- A casa, Archibald, a casa.

FIN

Nota del Autor.

Éste relato fue escrito en diversos lugares, todos ellos en Sevilla. Lo comencé en un autobús de la línea 2, pero todo lo demás fue escrito en el Parque de la Torre de los Perdigones, en la Taberna del Dragón Verde, en la C Avicena, y en el Pub irlandés Paddy Flaherty’s, en la Calle Alemanes.
Quiero, por tanto dar las gracias a todas las personas que han estado a mi alrededor durante mis sesiones de escritura en el parque, cuyos nombres ni conozco ni creo que llegue a conocer. También a todo el personal de los bares anteriormente mencionados, a quienes ya tuve la oportunidad en decirles en persona que si ésto fuera una película en lugar de un relato escrito, ellos serían los extras. No aparecen directamente en la historia, pero están ahí.
A todos ellos les ruego me disculpen por no mencionar sus nombres, pero aunque conozco los de la inmensa mayoría, no quiero que mi memoria me juegue una mala pasada y se me pueda escapar alguno de vosotros. Permitidme que os deje en las sombras, que a mi modesto entender es el mejor lugar posible. No os verá nadie, pero yo os doy mi palabra de que sin vuestra presencia y colaboración, no habría sido capaz de escribir esto... Por supuesto, sí que he de dar las gracias al Sr. Arthur Guinness y sus sucesores, sin cuya bebida energética no habría podido plasmar correctamente mis ideas en papel.

También quiero recordar a mis amigos Trekkies, empezando por el CSTSE, y a algunos que no son socios del mismo, como Juan Pe Betanzos, Salomé Tirado, Mercedes de Pando, Paula Sánchez de Pando, Sonia Mañas, Ángela Teruel, Jorge González, Sofía del Mar González Teruel y el resto de mi familia... Todos, sin excepción, me ayudaron y estuvieron a mi lado en los momentos extraordinariamente malos que he tenido que pasar desde que el día 2 de enero de 2.009 me ví abandonado en la calle, donde no llegué a verme obligado a dormir pues mi padre volvió a acogerme después de cuatro años sin hablarnos... Como ya sabéis, yo no tenía voluntad para vivir, de hecho sólo quería morirme, y aunque nunca hubo peligro real de suicidio, sin vosotros nunca jamás hubiera encontrado un motivo para seguir viviendo. Este relato es tan vuestro como mío.
Al resto del Fandom Trekkie Español, con especial mención a. Club Cochrane de Madrid y el Colectivo Get a Life de Barcelona, gracias, y espero que disfrutéis leyendo “El Enemigo Definitivo” tanto como yo he disfrutado escribiéndolo.

Por último... O casi: De todos los personajes que aparecen aquí, todos son parte de mí, o más bien son son distintos aspectos de mi personalidad, excepto tres casos: James Tiberius Kirk, que he intentado basar en el Capitán de la Serie Clásica, dándole unos cuantos años más de vida y experiencia. El segundo es Rafael Ríos, basado en una persona real que murió en acciente de tráfico a principios de 2.009. Rafael era primo de mi gran amigo Antonio Valentín, y en esta vida he tenido la desgracia de no haber podido llegar a conocerlo. No sé cómo era, pero sí que conzco perfectamente la huella que ha dejado en Antonio. También sé el vacío que ha dejado en su vida y en las de todos que sí que llegaron a conocerlo. Ha dejado mujer e hijo, a pesar de que aún veía lejana la fecha de cumplir la treintena… El destino ha querido que no viva para ver ése día, pero yo quise rendirle un homenaje póstumo en el que sé que no he podido plasmar cómo era él. De todos modos, quiero imaginarlo como ese tripulante del Enterprise siempre dispuesto a echar una mano, jamás ocupado en demasía cuando alguien necesitaba de él. Descansa en paz, Rafael Ríos, algún día, espero, nos conoceremos en otro país lejano que tú ya conoces y al que yo espero poder tardar en seguirte.
La tercera persona es Elisa Mayo, inspirada y que refleja a una gran mujer que conocí en la Taberna del Dragón Verde... Mayo. Ojalá te guste.

Y acabemos ya con un compromiso por mi parte: El de haceros llegar a todos y cada uno de vosotros esta historia para que podáis leerla y decirme después que os parece.

Una vez más, gracias, de corazón.
Relato de JUAN TERUEL RAMON.

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