Gracias a la traduccion de KOHELLES, para Guia ST, os podemos ofrecer esta entrevista.
Si hablamos de Star Trek, después de Gene Roddenberry el primer otro nombre que nos viene a la cabeza es el de Rick Berman. Desde 1987 a 2005, durante dieciocho años completos, Berman atendió el universo trekker y, más que ninguna otra cosa, dirigió las series. Cuando Roddenberry, ya muy enfermo y en pleno TNG, delegó su responsabilidad pocos años antes de su muerte, fue Berman quien ocupó su lugar. Y, por supuesto, no hay que olvidar que Berman se convirtió en co-creador, productor ejecutivo (y hasta guionista, algunas veces) de Deep Space Nine, Voyager, Enterprise, Generations, First Contact, Insurrection, Nemesis y Star Trek: The Experience.
Berman comandó una nave de escritores, productores, realizadores de efectos especiales, maquilladores, actores, y todo lo demás… y consiguió enormes éxitos artísticos y comerciales que lograron que Star Trek siguiera siendo importante después de tres décadas. Pero nadie que ocupe semejante sillón puede librarse de sus detractores. Algunos trekkers creen que Berman se la creyó, que dejó pasar demasiado tiempo hasta permitir que otros guionistas y productores pudieran dejar su propia marca en la franquicia, y que terminó matando a la gallina de los huevos de oro. Desde que terminó ENT, en 2005, Berman cultivó un perfil bajo y dio muy pocas entrevistas. Sin embargo, Startrek.com lo consiguió por teléfono y la entrevista dio para tres (3) partes. Aquí va la primera.
La mayoría de la gente está convencida de que usted abandonó la Paramount al día siguiente del capítulo final de Enterprise, pero en realidad usted siguió allí durante otro año y medio. ¿Qué tan raro le resultaba ir a su oficina y no tener que trabajar en nada trekker?
Mis oficinas eran las mismas, y mi equipo era el mismo. Y yo estaba desarrollando otros proyectos. Eran mucho menos estresantes, claro, y en lo personal fue un período muy saludable, porque estaba en mis mismas oficinas y con mi misma gente, haciendo cosas… que al final nunca llegaron a salir al aire.
¿Qué estuvo haciendo durante aquel año y medio?
Escribiendo. Escribí algo que, esperaba, sería una especie de “memorias” de mis 18 años en Star Trek. Estaba implicado en dos proyectos sin fines de lucro; uno, con mi esposa: ella enseña cómo escribir ciencia-ficción a niños que están presos en un reformatorio en Los Ángeles; eso fue muy interesante, y ella, además, era patrocinadora de ese programa. Y también nos implicamos con un viejo amigo que maneja una organización, llamada El Proyecto Denan, que empezó construyendo un hospital en Etiopía. Empezó con una cabañita. Este amigo, Dick Young, es un documentalista con quien yo trabajaba; desarrolló una fundación para comenzar básicamente un hospital en un área remota de Etiopía, donde no había ningún tipo de atención médica. Y de una piecita con una enfermera pasó, diez años después, a un hospital con un equipo de 38 profesionales a tiempo completo. Decenas de miles de personas fueron atendidas allí, gratis. Es una organización prodigiosa. Al principio me impliqué tangencialmente, pero después decidí implicarme más. Ahora estamos trabajando en un hospital nuevo en Cusco, en el Perú, a 4 mil metros de altura. Fuimos a ese hospital en agosto pasado, cuando se inauguró oficialmente, y ya está habilitado para atender pacientes, muchos de los cuales deben caminar tres o cuatro días para recibir atención médica. Si alguien quiere saber más, hay un sitio web, www.thedenanproject.com. Más que nada, fue tremendamente placentero. Hace un par de meses que necesitamos cosas: necesitamos comprar una ambulancia y hacer un puente que cruce un desfiladero, para que sea más fácil llegar al hospital.
¿Piensa a volver a escribir o a producir? ¿O eso pasó a un segundo plano?
Por ahora, diría que sí. Estuve viajando mucho. Trabajé con mi esposa en el área de educación y con el Proyecto Denan. Y estuve trabajando en mis Memorias. Así que no pienso volver al ruedo.
Hay muchísimo de qué charlar. Empecemos con algunas cuestiones acerca de cada serie y de cada película. Para quienes no conocen bien su nombre, o para quienes recién se acercan a Star Trek, cuéntenos cuándo llegó a TNG, para qué lo contrataron, y cómo siguió su trabajo desde entonces.
Mucho de lo que leí que dicen de mí -y me río- no es cierto. Había sido productor y escritor durante quince años de mi vida. Produje una serie para niños en Nueva York, The Big Blue Marble, y me gané un premio Emmy. También produje una serie para HBO, What on Earth. Cuando llegué a Los Ángeles me conseguí un trabajo en la Warner Bros; estuve ahí menos de seis meses y me pasé a la Paramount, donde me pusieron a desarrollar Programación. Eso estaba fuera de mi experiencia, pero había tenido un hijo hacía poco y necesitaba el empleo. Poco menos de un año después me pidieron que supervisara el nuevo proyecto de Star Trek que Gene Roddenberry iba a producir. En uno de nuestros primeros encuentros, nos miramos y chispeamos un poco con comentarios graciosos, y le caí bien a Gene, creo. Al otro día me llamó y me pidió que almorzáramos juntos. Lo hicimos… y resultó que teníamos mucho en común.
Una de las cosas que ustedes NO tenían en común era Star Trek…
Le dije muy claramente a Gene que yo nunca había visto TOS. Y que había visto una de las películas. Quizás había visto algunos capítulos de TOS, cuando estaba en la primaria o empezando la secundaria, pero no seriamente. Pero que ahora podía ver todo, pero en serio. Uno o dos días después me llamó Leonard Maizlish, el abogado y gran amigo de Gene, diciéndome que quería que fuera al estudio y que renunciara a mi cargo para que pudiera trabajar con él en su nueva serie. Creo que pensó en dos cosas: primero, yo era joven, comparado con otras gentes implicadas en el proyecto de entonces, porque Gene estaba con Bob Justman y con Eddie Milkis y con Dorothy Fontana, personas que habían estado trabajando con él en TOS. Yo era veinte años menor que todos ellos. Pero, fundamentalmente, a Gene le gustaba que yo no supiera mucho acerca de Star Trek. Él quería incorporar a su equipo a alguien que no hubiera crecido con Star Trek y que no estuviera enamorado del programa desde veinte años atrás. Así empecé: hablamos antes de que se escribiera el piloto de TNG. Creo que fui el productor ejecutivo junto con Bob Justman, y Gene me pidió que me implicara con los elementos creativos de la serie, mientras Bob se ocupaba más de la producción y del presupuesto.
Vamos a un tema más complicado. Roddenberry se enfermó, no pudo estar tan atento al programa, y finalmente falleció. ¿Qué pensó usted, cómo recibió la antorcha, cómo resolvió el problema de que había que hacer lo que había que hacer… ante lo que usted quería poner en TNG, como su impronta personal?
Nunca me pareció que me pasaban la antorcha. Ahora, en retrospectiva, eso suena gigante, pero las cosas no son así. Bob Justman se fue de TNG en los primeros años de la serie, y nos metimos Maurice Hurley y yo. Y después se fue Maurice, y contrataron a un tipo llamado Michael Wagner, que duró muy poco. Y entonces llegó Michael Piller. A Gene le gustaba que yo me ocupara de la supervisión del día a día; venía todo el tiempo a mi oficina, nos ocupábamos de la correspondencia y hablábamos muchísimo, él leía algunos libretos. Pero luego esos encuentros se volvieron más distantes, cuando enfermó, y luego falleció y entonces… yo estaba haciendo TNG únicamente con Michael Piller. Brandon Tartikoff, en ese momento, me pidió que hiciera un programa nuevo. Era algo que yo había charlado con Gene, y que le había gustado. Pero Gene ya estaba enfermo y no podía hacerse cargo. Quiero creer que nos tenía fe, a mí y a Michael. Le pedí a Michael que trabajara conmigo en lo que terminó siendo Deep Space Nine.
Entonces, Gene murió y no pensé: “Oh, por Dios, esta mochila que tengo”… Venía haciendo el mismo trabajo desde hacía un par de años y Gene era, de algún modo, el productor emérito de la organización. Nunca se me ocurrió ponerle mi firma a Star Trek. Mi interés era seguir dando lo mejor de mí, y contratar a las mejores personas, y seguir el trabajo que Gene había hecho con TNG. Tenía la esperanza de que lo que seguía con DS9 –y luego con otras series- fuera lo que Gene tenía en mente. Nunca pensé en mí, nunca me vi como un visionario que puso su impronta en el programa. Yo quise seguir la visión de Gene, y eso me hacía sentir bien.
Durante muchos años usted conservó, en su escritorio de la Paramount, un busto de Roddenberry con los ojos vendados. ¿Sigue ahí ese busto, y sigue con los ojos vendados?
Está en la oficina que tengo en mi casa, y sigue igual. Creo que el escultor hizo dos bustos: me dio uno a mí, y el otro a Gene. Un día estaba en una reunión con guionistas y alguien –no recuerdo quién- tomó una cinta, una tela, y la puso sobre los ojos de Gene, como diciendo: “Dios te libre de ver lo que se está hablando acá”. Fue un chiste, pero desde entonces mi estatuita sigue con esos ojos vendados.
Traducción para Guia ST, Kohelles
Si hablamos de Star Trek, después de Gene Roddenberry el primer otro nombre que nos viene a la cabeza es el de Rick Berman. Desde 1987 a 2005, durante dieciocho años completos, Berman atendió el universo trekker y, más que ninguna otra cosa, dirigió las series. Cuando Roddenberry, ya muy enfermo y en pleno TNG, delegó su responsabilidad pocos años antes de su muerte, fue Berman quien ocupó su lugar. Y, por supuesto, no hay que olvidar que Berman se convirtió en co-creador, productor ejecutivo (y hasta guionista, algunas veces) de Deep Space Nine, Voyager, Enterprise, Generations, First Contact, Insurrection, Nemesis y Star Trek: The Experience.
Berman comandó una nave de escritores, productores, realizadores de efectos especiales, maquilladores, actores, y todo lo demás… y consiguió enormes éxitos artísticos y comerciales que lograron que Star Trek siguiera siendo importante después de tres décadas. Pero nadie que ocupe semejante sillón puede librarse de sus detractores. Algunos trekkers creen que Berman se la creyó, que dejó pasar demasiado tiempo hasta permitir que otros guionistas y productores pudieran dejar su propia marca en la franquicia, y que terminó matando a la gallina de los huevos de oro. Desde que terminó ENT, en 2005, Berman cultivó un perfil bajo y dio muy pocas entrevistas. Sin embargo, Startrek.com lo consiguió por teléfono y la entrevista dio para tres (3) partes. Aquí va la primera.
La mayoría de la gente está convencida de que usted abandonó la Paramount al día siguiente del capítulo final de Enterprise, pero en realidad usted siguió allí durante otro año y medio. ¿Qué tan raro le resultaba ir a su oficina y no tener que trabajar en nada trekker?
Mis oficinas eran las mismas, y mi equipo era el mismo. Y yo estaba desarrollando otros proyectos. Eran mucho menos estresantes, claro, y en lo personal fue un período muy saludable, porque estaba en mis mismas oficinas y con mi misma gente, haciendo cosas… que al final nunca llegaron a salir al aire.
¿Qué estuvo haciendo durante aquel año y medio?
Escribiendo. Escribí algo que, esperaba, sería una especie de “memorias” de mis 18 años en Star Trek. Estaba implicado en dos proyectos sin fines de lucro; uno, con mi esposa: ella enseña cómo escribir ciencia-ficción a niños que están presos en un reformatorio en Los Ángeles; eso fue muy interesante, y ella, además, era patrocinadora de ese programa. Y también nos implicamos con un viejo amigo que maneja una organización, llamada El Proyecto Denan, que empezó construyendo un hospital en Etiopía. Empezó con una cabañita. Este amigo, Dick Young, es un documentalista con quien yo trabajaba; desarrolló una fundación para comenzar básicamente un hospital en un área remota de Etiopía, donde no había ningún tipo de atención médica. Y de una piecita con una enfermera pasó, diez años después, a un hospital con un equipo de 38 profesionales a tiempo completo. Decenas de miles de personas fueron atendidas allí, gratis. Es una organización prodigiosa. Al principio me impliqué tangencialmente, pero después decidí implicarme más. Ahora estamos trabajando en un hospital nuevo en Cusco, en el Perú, a 4 mil metros de altura. Fuimos a ese hospital en agosto pasado, cuando se inauguró oficialmente, y ya está habilitado para atender pacientes, muchos de los cuales deben caminar tres o cuatro días para recibir atención médica. Si alguien quiere saber más, hay un sitio web, www.thedenanproject.com. Más que nada, fue tremendamente placentero. Hace un par de meses que necesitamos cosas: necesitamos comprar una ambulancia y hacer un puente que cruce un desfiladero, para que sea más fácil llegar al hospital.
¿Piensa a volver a escribir o a producir? ¿O eso pasó a un segundo plano?
Por ahora, diría que sí. Estuve viajando mucho. Trabajé con mi esposa en el área de educación y con el Proyecto Denan. Y estuve trabajando en mis Memorias. Así que no pienso volver al ruedo.
Hay muchísimo de qué charlar. Empecemos con algunas cuestiones acerca de cada serie y de cada película. Para quienes no conocen bien su nombre, o para quienes recién se acercan a Star Trek, cuéntenos cuándo llegó a TNG, para qué lo contrataron, y cómo siguió su trabajo desde entonces.
Mucho de lo que leí que dicen de mí -y me río- no es cierto. Había sido productor y escritor durante quince años de mi vida. Produje una serie para niños en Nueva York, The Big Blue Marble, y me gané un premio Emmy. También produje una serie para HBO, What on Earth. Cuando llegué a Los Ángeles me conseguí un trabajo en la Warner Bros; estuve ahí menos de seis meses y me pasé a la Paramount, donde me pusieron a desarrollar Programación. Eso estaba fuera de mi experiencia, pero había tenido un hijo hacía poco y necesitaba el empleo. Poco menos de un año después me pidieron que supervisara el nuevo proyecto de Star Trek que Gene Roddenberry iba a producir. En uno de nuestros primeros encuentros, nos miramos y chispeamos un poco con comentarios graciosos, y le caí bien a Gene, creo. Al otro día me llamó y me pidió que almorzáramos juntos. Lo hicimos… y resultó que teníamos mucho en común.
Una de las cosas que ustedes NO tenían en común era Star Trek…
Le dije muy claramente a Gene que yo nunca había visto TOS. Y que había visto una de las películas. Quizás había visto algunos capítulos de TOS, cuando estaba en la primaria o empezando la secundaria, pero no seriamente. Pero que ahora podía ver todo, pero en serio. Uno o dos días después me llamó Leonard Maizlish, el abogado y gran amigo de Gene, diciéndome que quería que fuera al estudio y que renunciara a mi cargo para que pudiera trabajar con él en su nueva serie. Creo que pensó en dos cosas: primero, yo era joven, comparado con otras gentes implicadas en el proyecto de entonces, porque Gene estaba con Bob Justman y con Eddie Milkis y con Dorothy Fontana, personas que habían estado trabajando con él en TOS. Yo era veinte años menor que todos ellos. Pero, fundamentalmente, a Gene le gustaba que yo no supiera mucho acerca de Star Trek. Él quería incorporar a su equipo a alguien que no hubiera crecido con Star Trek y que no estuviera enamorado del programa desde veinte años atrás. Así empecé: hablamos antes de que se escribiera el piloto de TNG. Creo que fui el productor ejecutivo junto con Bob Justman, y Gene me pidió que me implicara con los elementos creativos de la serie, mientras Bob se ocupaba más de la producción y del presupuesto.
Vamos a un tema más complicado. Roddenberry se enfermó, no pudo estar tan atento al programa, y finalmente falleció. ¿Qué pensó usted, cómo recibió la antorcha, cómo resolvió el problema de que había que hacer lo que había que hacer… ante lo que usted quería poner en TNG, como su impronta personal?
Nunca me pareció que me pasaban la antorcha. Ahora, en retrospectiva, eso suena gigante, pero las cosas no son así. Bob Justman se fue de TNG en los primeros años de la serie, y nos metimos Maurice Hurley y yo. Y después se fue Maurice, y contrataron a un tipo llamado Michael Wagner, que duró muy poco. Y entonces llegó Michael Piller. A Gene le gustaba que yo me ocupara de la supervisión del día a día; venía todo el tiempo a mi oficina, nos ocupábamos de la correspondencia y hablábamos muchísimo, él leía algunos libretos. Pero luego esos encuentros se volvieron más distantes, cuando enfermó, y luego falleció y entonces… yo estaba haciendo TNG únicamente con Michael Piller. Brandon Tartikoff, en ese momento, me pidió que hiciera un programa nuevo. Era algo que yo había charlado con Gene, y que le había gustado. Pero Gene ya estaba enfermo y no podía hacerse cargo. Quiero creer que nos tenía fe, a mí y a Michael. Le pedí a Michael que trabajara conmigo en lo que terminó siendo Deep Space Nine.
Entonces, Gene murió y no pensé: “Oh, por Dios, esta mochila que tengo”… Venía haciendo el mismo trabajo desde hacía un par de años y Gene era, de algún modo, el productor emérito de la organización. Nunca se me ocurrió ponerle mi firma a Star Trek. Mi interés era seguir dando lo mejor de mí, y contratar a las mejores personas, y seguir el trabajo que Gene había hecho con TNG. Tenía la esperanza de que lo que seguía con DS9 –y luego con otras series- fuera lo que Gene tenía en mente. Nunca pensé en mí, nunca me vi como un visionario que puso su impronta en el programa. Yo quise seguir la visión de Gene, y eso me hacía sentir bien.
Durante muchos años usted conservó, en su escritorio de la Paramount, un busto de Roddenberry con los ojos vendados. ¿Sigue ahí ese busto, y sigue con los ojos vendados?
Está en la oficina que tengo en mi casa, y sigue igual. Creo que el escultor hizo dos bustos: me dio uno a mí, y el otro a Gene. Un día estaba en una reunión con guionistas y alguien –no recuerdo quién- tomó una cinta, una tela, y la puso sobre los ojos de Gene, como diciendo: “Dios te libre de ver lo que se está hablando acá”. Fue un chiste, pero desde entonces mi estatuita sigue con esos ojos vendados.
Traducción para Guia ST, Kohelles
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