Capítulo 10: Despedidas.
Elisa Mayo y su equipo sólo habían tardado diez días en reparar los desperfectos de la Colonia; y con la ayuda de Montgomery Scott no le resultó difícil establecer un perímetro defensivo de varios kilómetros de radio para protegerla.
Cuando Scotty convocó a los colonos para cambiar el nombre de la colonia por el de “Fangorn”, no hubo objeciones, pues todos –Incluso el Alto Mando de la Flota- habían aceptado el nombre de Ucornos para el nuevo ser recién descubierto. El coste de tal descubrimiento en vidas humanas había sido muy alto, pero parecía lógico que dado que el nombre de la nueva especie había salido de un libro, la colonia adaptara su nombre al del hogar de los Ucornos en aquel mismo libro.
El Sub-Teniente Rafael Ríos había podido estudiar la rama que intentara llevarse a Saat, y vio que tras el globo ocular se encontraba siempre una espina. Para él resultó claro que los Ucornos habitualmente cazaban “ofreciendo” esos ojos como frutos maduros de un árbol... Para luego disparar las espinas y matar al animal que se los intentara llevar. Como ésto no siempre funcionaba, ahí estaba el segundo tipo de ramas con forma de cañón y que sólo estaban destinadas a lanzar espinas. Aún no había conseguido descubrir el método que los Ucornos tenían para interferir las comunicaciones de radio, pero habría tiempo para eso... Al menos quedaba claro que se trataba de una capacidad orgánica.
- Bien, Mayo, ¿Cómo es que se decidieron a bajar y rescatarnos?
- Verá, Capitán, nos pareció muy extraño no recibir ninguna comunicación suya, así que elevamos el Enterprise hasta una órbita geosincrónica y pusimos todos los sensores de la nave a trabajar... En cuanto vimos que un bosque había aparecido dentro de la colonia, inmediatamente subimos a la Columbus, llevando explosivos y lanzallamas para despejar el camino.
- ¿Y por qué no se transportaron directamente hasta nuestra posición?
- Las mismas interferencias de los Ucornos impedían un transporte con éxito... Conseguimos eventualmente eliminar la interferencia del transportador, pero para entonces, ya estábamos a mitad de camino con la lanzadera y la batalla había comenzado.
- Y el motivo de que no transportara fuera de allí a los colonos en el momento fue...
- Porque sabíamos que iban a necesitar a todo el personal disponible mientras llegaban los refuerzos. En cuanto la lanzadera estuvo en tierra, sacamos de allí a todo el personal desarmado.
- Hizo usted muy bien, Comandante Mayo... ¿Alguien tiene alguna pregunta más para la Comandante?
- Yo tengo una, Capitán –Kirk miró a Mayo a los ojos y le dijo- ¿Cuándo será la boda?
El rostro de Mayo se volvió ostensiblemente rojo... Mientras que Shaka Scott contó con la ayuda de su piel oscura para evitar que ningún cambio de coloración pudiera verse en su cara.
Unas cuantas horas más tarde, los oficiales ya estaban en el Flaherty’s, celebrando el compromiso... Todos salvo Ríos y la Capitán Sulu, que se habían quedado en el despacho de ésta última.
- Sulu a Comandante Kirk –El intercomunicador hizo que Jim Kirk se levantara.
- Aquí Kirk, adelante, Capitán.
- ¿Puede venir a mi despacho, Comandante?
- Voy para allá, Capitán, Kirk fuera.
En el despacho estaban la Capitán Sulu y el Sub-Teniente Ríos.
- Comandante, el Sub-Teniente ha tenido una idea ciertamente descabellada. Me siento incapaz de convencerle para que recapacite, así que necesitaremos su consejo... ¿Ríos?
- Comandante, acabo de pedirle permiso a la Capitán Sulu para permanecer en Marla IV.
- No entiendo sus motivos, Ríos.
- Sencillo, Comandante. Además de un oficial de la Flota, soy un científico... Y medio betazoide, he de añadir.
- ¿Y bien?
- Acabamos de descubrir una nueva forma de vida, Comandante. Los Ucornos han estado a punto de destruirnos, cierto, pero hay que estudiarlos, descubrir qué les motiva, cómo es su ciclo vital...
- Pero... ¿Y el Científico de Hope... Quiero decir, de Fangorn?
- Murió durante el ataque, Comandante. Por eso quiero solicitar mi baja de la Flota Estelar y quedarme en Marla IV. Creo que ellos me necesitan más que el Enterprise.
- Seguro que la Federación puede destinar a un nuevo científico –un civil- a la colonia.
- Pero yo ya estoy aquí, Señor. Además, conmigo está mi habilidad para percibir lo que otros humanos no pueden.
- ¿Cree que los Ucornos volverán a atacar?
- Lo dudo... De momento, al menos no. Actualmente detecto su sorpresa por la aparición de la lanzadera, y muy decepcionados de cómo el cazar por primera vez en manada no les ha servido de nada... Pero podría ser que en el futuro cambien de idea, y mientras yo me encuentre en Marla IV, lo sabré al instante. Por lo tanto, la Colonia también lo sabrá.
- Como vé, Comandante Kirk, el Sub-Teniente ha estado pensando mucho tiempo en este tema... ¿Qué consejo puede darme?
- Sólo uno, Capitán: Deséele buena suerte.
- Precisamente eso es lo que he hecho antes de que usted llegara, Comandante... En este momento, el Almirante Spock debe de estar recibiendo la petición de Ríos... Autorizada por mí, por supuesto.
- Entonces, buena suerte, Rafael. Sabes que te echaremos de menos.
- Gracias, Señor... De todos modos, siento que por mí tengan que quedarse aquí unos días más, hasta que recibamos la respuesta del Alto Mando.
- Seguro que es afirmativa, Ríos... Mientras tanto, creo que podremos aprovechar el tiempo y celebrar una boda.
Elisa Mayo y su equipo sólo habían tardado diez días en reparar los desperfectos de la Colonia; y con la ayuda de Montgomery Scott no le resultó difícil establecer un perímetro defensivo de varios kilómetros de radio para protegerla.
Cuando Scotty convocó a los colonos para cambiar el nombre de la colonia por el de “Fangorn”, no hubo objeciones, pues todos –Incluso el Alto Mando de la Flota- habían aceptado el nombre de Ucornos para el nuevo ser recién descubierto. El coste de tal descubrimiento en vidas humanas había sido muy alto, pero parecía lógico que dado que el nombre de la nueva especie había salido de un libro, la colonia adaptara su nombre al del hogar de los Ucornos en aquel mismo libro.
El Sub-Teniente Rafael Ríos había podido estudiar la rama que intentara llevarse a Saat, y vio que tras el globo ocular se encontraba siempre una espina. Para él resultó claro que los Ucornos habitualmente cazaban “ofreciendo” esos ojos como frutos maduros de un árbol... Para luego disparar las espinas y matar al animal que se los intentara llevar. Como ésto no siempre funcionaba, ahí estaba el segundo tipo de ramas con forma de cañón y que sólo estaban destinadas a lanzar espinas. Aún no había conseguido descubrir el método que los Ucornos tenían para interferir las comunicaciones de radio, pero habría tiempo para eso... Al menos quedaba claro que se trataba de una capacidad orgánica.
- Bien, Mayo, ¿Cómo es que se decidieron a bajar y rescatarnos?
- Verá, Capitán, nos pareció muy extraño no recibir ninguna comunicación suya, así que elevamos el Enterprise hasta una órbita geosincrónica y pusimos todos los sensores de la nave a trabajar... En cuanto vimos que un bosque había aparecido dentro de la colonia, inmediatamente subimos a la Columbus, llevando explosivos y lanzallamas para despejar el camino.
- ¿Y por qué no se transportaron directamente hasta nuestra posición?
- Las mismas interferencias de los Ucornos impedían un transporte con éxito... Conseguimos eventualmente eliminar la interferencia del transportador, pero para entonces, ya estábamos a mitad de camino con la lanzadera y la batalla había comenzado.
- Y el motivo de que no transportara fuera de allí a los colonos en el momento fue...
- Porque sabíamos que iban a necesitar a todo el personal disponible mientras llegaban los refuerzos. En cuanto la lanzadera estuvo en tierra, sacamos de allí a todo el personal desarmado.
- Hizo usted muy bien, Comandante Mayo... ¿Alguien tiene alguna pregunta más para la Comandante?
- Yo tengo una, Capitán –Kirk miró a Mayo a los ojos y le dijo- ¿Cuándo será la boda?
El rostro de Mayo se volvió ostensiblemente rojo... Mientras que Shaka Scott contó con la ayuda de su piel oscura para evitar que ningún cambio de coloración pudiera verse en su cara.
Unas cuantas horas más tarde, los oficiales ya estaban en el Flaherty’s, celebrando el compromiso... Todos salvo Ríos y la Capitán Sulu, que se habían quedado en el despacho de ésta última.
- Sulu a Comandante Kirk –El intercomunicador hizo que Jim Kirk se levantara.
- Aquí Kirk, adelante, Capitán.
- ¿Puede venir a mi despacho, Comandante?
- Voy para allá, Capitán, Kirk fuera.
En el despacho estaban la Capitán Sulu y el Sub-Teniente Ríos.
- Comandante, el Sub-Teniente ha tenido una idea ciertamente descabellada. Me siento incapaz de convencerle para que recapacite, así que necesitaremos su consejo... ¿Ríos?
- Comandante, acabo de pedirle permiso a la Capitán Sulu para permanecer en Marla IV.
- No entiendo sus motivos, Ríos.
- Sencillo, Comandante. Además de un oficial de la Flota, soy un científico... Y medio betazoide, he de añadir.
- ¿Y bien?
- Acabamos de descubrir una nueva forma de vida, Comandante. Los Ucornos han estado a punto de destruirnos, cierto, pero hay que estudiarlos, descubrir qué les motiva, cómo es su ciclo vital...
- Pero... ¿Y el Científico de Hope... Quiero decir, de Fangorn?
- Murió durante el ataque, Comandante. Por eso quiero solicitar mi baja de la Flota Estelar y quedarme en Marla IV. Creo que ellos me necesitan más que el Enterprise.
- Seguro que la Federación puede destinar a un nuevo científico –un civil- a la colonia.
- Pero yo ya estoy aquí, Señor. Además, conmigo está mi habilidad para percibir lo que otros humanos no pueden.
- ¿Cree que los Ucornos volverán a atacar?
- Lo dudo... De momento, al menos no. Actualmente detecto su sorpresa por la aparición de la lanzadera, y muy decepcionados de cómo el cazar por primera vez en manada no les ha servido de nada... Pero podría ser que en el futuro cambien de idea, y mientras yo me encuentre en Marla IV, lo sabré al instante. Por lo tanto, la Colonia también lo sabrá.
- Como vé, Comandante Kirk, el Sub-Teniente ha estado pensando mucho tiempo en este tema... ¿Qué consejo puede darme?
- Sólo uno, Capitán: Deséele buena suerte.
- Precisamente eso es lo que he hecho antes de que usted llegara, Comandante... En este momento, el Almirante Spock debe de estar recibiendo la petición de Ríos... Autorizada por mí, por supuesto.
- Entonces, buena suerte, Rafael. Sabes que te echaremos de menos.
- Gracias, Señor... De todos modos, siento que por mí tengan que quedarse aquí unos días más, hasta que recibamos la respuesta del Alto Mando.
- Seguro que es afirmativa, Ríos... Mientras tanto, creo que podremos aprovechar el tiempo y celebrar una boda.
Continuara.
Relato de JUAN TERUEL RAMON.
Tu blog está excelente, me encantaría enlazarte en mis sitios webs. Por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiar ambos con mas visitas.
ResponderEliminarme respondes munekitacat19@hotmail.com
besos
Cateli