Era un espejo normal,cuadrado, sin un solo adorno. Pero lo importante no era el espejo,sino la imágen que en él se reflejaba.
Una cara curtida por el tiempo, aunque todavía con la impronta de la decisión asomando entre las arrugas. Con la severidad del tiempo transcurrido al mando de una Nave Estelar, con la determinación de alguien que, viendo cerca su final,desea hacer de su último transcurrir algo válido, algo útil.
El Almirante retirado Picard giró sobre sus pies y se dirigió al lugar donde ultimamente discurría su tiempo, el despacho en el que escribía lo que llamaba, con una cierta falta de originalidad, Mi Tiempo.
Eran sus recuerdos, sus vivencias, todo él.
Cogió su pluma, una concesión a tiempos pasados, o tal vez la idea primigenia de todo escritor; su mano la guió hasta el inmaculado papel, cientos de ellos estaban pulcramente ordenados en una mesa cercana, y cuando su mirada se ponía de acuerdo con su mente y con su mano, algo llamó su atención.
Una cara curtida por el tiempo, aunque todavía con la impronta de la decisión asomando entre las arrugas. Con la severidad del tiempo transcurrido al mando de una Nave Estelar, con la determinación de alguien que, viendo cerca su final,desea hacer de su último transcurrir algo válido, algo útil.
El Almirante retirado Picard giró sobre sus pies y se dirigió al lugar donde ultimamente discurría su tiempo, el despacho en el que escribía lo que llamaba, con una cierta falta de originalidad, Mi Tiempo.
Eran sus recuerdos, sus vivencias, todo él.
Cogió su pluma, una concesión a tiempos pasados, o tal vez la idea primigenia de todo escritor; su mano la guió hasta el inmaculado papel, cientos de ellos estaban pulcramente ordenados en una mesa cercana, y cuando su mirada se ponía de acuerdo con su mente y con su mano, algo llamó su atención.
En la silla, que segundos antes había dejado vacía para coger las nuevas hojas que iba a escribir, estaba sentado un estrafalario personaje.
Alto, musculoso, con un uniforme que ya era viejo cuando el abuelo de nuestro protagonista plantó su primera viña...
- Vaya, Q, no se por qué, pero le esperaba.
- Oui mon Capitaine?
- Si, de todas las personas que podrían venir, usted era la mas lógica.
- Bien,no se si tomarlo como una bienvenida, o como un capricho del destino
- Pero usted cree en el destino?
- Touché, Capitán, pero por qué me esperaba?
- Pues porque en mucho tiempo, y ya se que para los Q el tiempo no es la mayor de sus preocupaciones, no había sabido nada de usted. La Almirante Janeway me contó la aventura con su descendiente, pero...
- ..creyó que me había olvidado de nuestros encuentros...
- No, no es eso, es solo que presentí que en algún momento aparecería.
- Lo cierto Capitán, es que le estaba observando. Digamos que he seguido su carrera, casi desde el principio, sus aventuras en la Enterprise, sus intentos de darle al androide B4 las características de su llorado amigo Data, la pérdida de la Enterprise J, su retiro con honores cuando le nombraron Almirante, pero...., solo he visto un retroceso, una caida en la autocompasión, un descenso a los infiernos..., y me gustaría saber por qué.
- Q, es usted especial, los de su especie ven el tiempo de una forma peculiar, lo que para nosotros es una dilatada existencia, para ustedes es una brizna de vida, y creo que eso les condiciona en sus opiniones.
Es cierto que me retiré, pero no fué por ese hipotético y dantesco cuadro que usted pinta, la verdad es que lo hice por comodidad. Calentar un sillon en el Almirantazgo, mentras otros exploraban, era desastroso para mi. Por eso dimití, y por eso escribo, para redordar lo que viví, para volver al espacio, aunque de forma no presencial.
- Ya....., Si....., Pero....por qué no me lo creo?, ha urdido usted un relato convincente, amigo mío, pero nada real, el Picard que yo conozco habría remontado las dificultades hasta conseguir su vuelta al mando de una nave.
- Veo que sigue teniendo sus capacidades deductivas al límite. Si, es cierto, esto no es lo que mas hubiese deseado, pero si es lo que he podido conseguir tras mucho luchar. El Almirantazgo está pòdrido, no por problemas de corrupción, ni siquiera llegan a eso, sino por la inmovilidad. No están siendo precisamente innovadores, y los mundos cercanos, y los no tanto, lo saben, y queda poco para que Romulo, Q´Onos o algún otro se lance a pescar lo que nosotros no cuidamos.
- Pero Capitán, es por eso por lo que estoy aquí, para ayudarle.
- No Q, se lo agradezco de verdad, pero no. Mi misión ya acabó, le he dado a la Federación mucho mas de lo que probablemente se merecía, al menos ultimamente,. No soy estúpido, se lo que se espera de mi, el silencio.
- No, no,no...., algo ha debido suceder para este pesimismo tan lúgubre, para esta forma tan obscura de ver la situación.
- Lo único que ha pasado es que me he amoldado a esa situación, escribo..., vivo..., y eso es todo.
- No, no es todo, y por lo visto, voy a tener que hacer algo por mi cuenta...
- No Q, le conozco, no haga.....
El despacho de Picard se difuminó, y el puente de la Enterprise apareció de la nada, Data y Riker miraban al Capitán de forma interrogante, en el otro sillón Q, con uniforme deAlmirante sonreía.
- Pero qué ha hecho?
- Nada especial Capitán, devolverle a su orígen.
- Pero ya conozco todo lo que va a pasar, no es nada original.
De nuevo cambió el entorno, en esta ocasión,la sala del Almirantazgo apareció ante sus ojos. Cuatro ancianos hablaban, sin mucho interés, de unos tratados con Andoria y Rigel. Lo hacían con desgana, como si no fuese con ellos. Picard los contemplaba con rabia contenida, y Q le miraba a él con sorna, esperaba algo, o mejor, sabía algo, solo esperaba que se desarrollase tal como debía ser. Picard no pudo mas..
- Almirantes.....
Los cuatro le miraron sin sorpresa, parecía que ni sabían, ni les interesaba, como había llegado hasta allí.
- Supongo que creen que su actitud solo es una forma de anquilosar la Federación, o si no es asi, qué están haciendo?
- Almirante no tiene acreditación para estar aquí.
- Se equivoca, la tengo, pero esa no es la idea, lo que importa es su dedicación,o la falta de ella. Qué pretenden hacer, destruir todo lo que tanto ha costado edificar?, su inacción solo conduce a la debilitación de las estructuras. Hasta ahora la inercia ha conseguido conservar lo que había, pero cuanto durará?
- Nos acusa de inacción, pero sabe quién nos ayuda?, sabe cuantos han ascendido hasta esta sala?, sabe a cuantos se lo hemos pedido?...., no, seguro que no. Hemos llamado a muchos, y tras ver el volúmen de trabajo a realizar se marcharon. No amigo mío, no estamos hundiendo la Federación, para eso no nos necesita, sabe hacerlo ella sola.
- Pero a mi no me llamaron
- No
- Y por qué....?
- ¿No lo imagina?, usted era el Fulcro, el eje de la historia, y no se puede llamar al que puede salvarnos.
- Eso es una estupidez.
- Tal vez para usted. Si le hubiésemos llamado no dudo que habría venido corriendo con mil planes, con cientos de ideas, ideas que habrían sido aplicadas sin demora.... con la consiguiente ineficiencia. Usted habría visto que las cosas no se hacían con la eficacia que le hubiera gustado y que le caracteriza, se habría cansado y habría renunciado, con lo que le habríamos perdido.
Ahora ha venido, con ira reprimida, pero con las ideas matizadas, con un sentimiento de frustración, pero con los proyectos bien meditados.
Bienvenido, tenemos un gran trabajo que realizar.
Picard era la viva imágen de la sorpresa. Miró a Q
- Usted lo sabía
- Oui mon Capitain, solo he sido un mero intermediario interesado. Qué haría yo sin usted?. Y ahora debo despedirme, Au revoire.
Q desapareció, y Picard lo olvidó en ese mismo instante, siguió a los cuatro Almirantres y se dirigió hacia la mesa del Consejo, había muchas cosas que hacer....
Escrito por Spapak
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